Que hacemos?

Musulmanes contra la Islamofobia (McIslamofobia) se dedica, fundamentalmente, a denunciar y fomentar la denuncia ante el hecho discriminatorio o el delito de odio, dirigido hacia personas musulmanas

Preferiblemente, nuestra organización procura implicar a las personas en la resolución de los problemas, ya que sus problemas nos afectan a todos y todas.

Es evidente que la islamofobia es un hecho que afecta negativamente a la calidad de vida de las personas musulmanas. Desde McIslamofobia abordamos esta problemática actuando fundamentalmente en los siguientes ámbitos:

  1. Islamofobia Institucional
  2. Islamofobia de los medios de comunicación
  3. Islamofobia Social
  4. Redes sociales
  5. extremismo violento

1. Islamofobia institucional

Desde McIslamofobia entendemos que la islamofobia institucional es la acción discriminatoria que apuntala y legitima todos los ámbitos donde se produce el hecho discriminatorio de tipo islamófobo. Es desde las políticas públicas y desde el discurso institucional donde la sociedad se ve reflejada y desde donde se legitima la inferiorización de un segmento de la población con un determinado marcador (étnico, color de piel, religioso, origen, situación administrativa …).

En este ámbito, caso activismo social y político dirigido a minimizar el discurso y las políticas instituciones de carácter islamófobo. Es el ámbito donde se han de llevar a cabo acciones de denuncia y de reivindicación de derechos. Un caso claro de conculcación de derechos es el incumplimiento de los acuerdos de cooperación (Ley 26/1992, de 10 de noviembre) entre el Estado y la Comisión Islámica de España, como por ejemplo el derecho, nunca hecho efectivo, a tener una alimentación halal en los comedores escolares, de la escuela pública y concertada o el derecho a tener clases de religión islámica, en las mismas.

Hay que entender, que la islamofobia institucional también se evidencia en el clamoroso “silencio o pasividad institucional”, ya sea por la ausencia de políticas de integración adecuadas y orientadas a la normalización del hecho musulmán en nuestras sociedades, por el hecho ya mencionado, de no hacer cumplir la ley en aquellos ámbitos en los que se deben hacer efectivos derechos ya alcanzados en la ley, específicos del colectivo musulmán, también se puede evidenciar esta islamofobia institucional pasiva o silenciosa, en la falta de voluntad política, que deberían garantizar los mejores instrumentos legales e institucionales, con recursos adecuados, para hacer eficaz la lucha contra la discriminación y / o el delito de odio.

Este tipo de islamofobia es la que padecemos en ámbitos institucionales como la escuela pública o concertada, los centros de salud, en la relación con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, con los trabajadores públicos de las diferentes instituciones, con los políticos y diferentes organismos oficiales que dependen del Estado, de las Comunidades Autónomas o de los Ayuntamientos y Diputaciones. Pero también en otros ámbitos, donde por falta de un enfoque integral en las diferentes legislaciones sectoriales, no hay una estrategia clara de lucha activa contra la discriminación por razón de sexo, origen étnico, religión o creencia, discapacidad, edad u orientación sexual.

2. Islamofobia los medios de comunicación

Es en este ámbito donde se amplifican todos los discursos inferiorizadores y donde se implantan en la sociedad las narrativas estigmatizadoras, este ámbito debe abordarse a través de la denuncia y la generación de contenidos que ofrezcan contranarrativas al relato islamófobo interesado.

3. Islamofobia social

Es el ámbito donde se recogen los efectos que se han generado y legitimado en los ámbitos anteriores, afrontamos este ámbito mediante la actividad de denuncia al hecho delictivo o de discriminación ante las autoridades competentes. La denuncia en este ámbito, actúa como medida disuasoria. Asimismo, creemos importante generar actividades para normalizar el Islam en nuestro país, como parte de la cultura catalana y lo hacemos a través de actividades de sensibilización y generación de contranarrativas que desmonten el discurso islamófobo.

4. Redes sociales

La islamofobia en redes sociales es transversal a los tres ámbitos anteriores, y nuestra actividad se centra en la denuncia de contenidos que enaltezcan el odio islamofobia ante las fiscalías especializadas de delitos de odio, la denuncia mediante formularios telemáticos ante las compañías proveedoras de redes sociales y la generación de contranarrativas al discurso de odio.

5. El extremismo violento

Si bien entendemos que la islamofobia es un sentimiento de hostilidad infundado hacia el Islam y los musulmanes, que tiene raíces históricas en la conformación de Europa, en estos momentos es evidente que la islamofobia y el extremismo violento tienen de facto una estrecha relación. Es un ciclo que se retroalimenta y puede generar una espiral de odio y de violencia en nuestra sociedad: por un lado la extremismo islamófobo se nutre de los actos y discursos de los extremistas de carácter religioso y de sus acciones violentas y por otra parte el extremismo de carácter religioso -como el de DAESH- utiliza los actos discriminatorios “antimusulmanes” como parte de su narrativa violenta, identitaria y esencialista, con el fin de conseguir más adeptos.

Hay que romper este ciclo de odio, extremismo y en los peores de los casos de terrorismo y muertos, a través de un relato y unas acciones, con el objetivo claro de construir una realidad Europea, auténticamente laica, diversa e inclusiva, donde todas las personas puedan participar en condiciones de igualdad y respeto mutuo, cada una desde su idiosincrasia pero con unos valores compartidos de respeto al estado de derecho ya la diversidad. En este sentido, y desde nuestra propia idiosincrasia se persigue de manera simultánea: la construcción de un islam europeo en los términos y marcos indicados ya la vez evitar la desafección y desarraigo de los jóvenes musulmanes europeos, incidiendo especialmente en evitar y prevenir las condiciones de rechazo social y racismo, que siempre favorecerán todo proceso de desarraigo y de adoctrinamiento en el discurso de odio hacia nuestras sociedades.

El Islam, los musulmanes y musulmanas estamos para sumar, junto con el resto de ciudadanía, en el marco de nuestros derechos y compromisos sociales adquiridos, en la construcción de un bien común. Hay pues, denunciar también el extremismo de carácter religioso que fomenta el odio entre culturas y pueblos y poner en valor el genuino discurso de Paz del Islam.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la lucha contra el extremismo violento de carácter musulmán, no puede convertirse en un instrumento más, que sirva para inferiorizar aún más a las personas musulmanas, así como para justificar la aplicación de políticas que discriminen y señalen de manera masiva, sin ningún tipo de discriminación, a este colectivo. En este, sentido consideramos que determinados diseños de políticas públicas de lucha contra el extremismo violento de carácter musulmán, serían estigmatizadoras y podrían formar parte del ámbito definido en primer lugar como islamofobia institucional.