Escrito por Heraa Hashmi en Traversing Tradition de

https://traversingtradition.com/2018/06/19/modern-myth-the-moderate-muslim/

Mitos modernos es una serie de artículos que deconstruye los mitos populares sustentados desde la modernidad. Esta serie presenta primero el mito, lo analiza y desmonta desde una perspectiva tradicional, y en última instancia, ofrece alternativas para ver o resolver los desafíos legítimos asociados con el mito. Esperamos que la serie «Mitos modernos» le permita no sólo cuestionar su comprensión de estos temas, sino también cómo llegó a la comprensión previa de estos mitos.

Diversos análisis cualitativos de MediaTenor, un instituto de investigación internacional, revelan que más del 80% de la cobertura mediática relacionada con el Islam tiene un sesgo negativo¹. Las absurdas nociones del «Musulmán Moderado» intentan subvertir tal retórica, pero solo sirven como un embudo para el pensamiento orientalista, donde los musulmanes sólo existen en una escala manufacturada de terror a «odio al terror». La pregunta en sí de quién es un musulmán moderado asume una conexión implícita entre el terrorismo y el Islam, por lo que un musulmán, sin un modificador, es por naturaleza excesivamente extremista.

Tales prejuicios alimentan la necesidad del público de asignar lo que está fuera de sus normas sociales y es característico del Islam y los musulmanes a esta escala de moderación, en la que la práctica externa del Islam en cualquier grado justifica la sospecha, supuestamente paradigmática de una «inclinación natural hacia la violencia«. El Dr. Khaled Beydoun, profesor asociado de derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Detroit Mercy, escribe,

La hegemonía del mal o «mal musulmán» ha eclipsado por completo las ilustraciones de los «buenos musulmanes» y, en los casos en que estos últimos son objeto de atención, se dedican a sofocar los actos terroristas o a atajar la radicalización.²

Como el concepto de moderación sigue siendo ambiguo, persiste la confusión entre las prácticas religiosas y las orientaciones políticas. La suposición de que las posturas de una de las partes insinúan el equivalente que corresponde a la otra, plantea la cuestión de si la moderación religiosa debe presuponer la moderación política. Afortunadamente, el Islam ofrece una definición independiente de la moderación.

Y hemos hecho así de vosotros una comunidad intermedia, … ³

(Corán, Surah Baqarah, 2:143)

(Corán, Surah Baqarah, 2:143)

El Islam abarca la teología, la sociopolítica y la economía y legisla prácticas disciplinarias que respetan los entornos actuales y en transformación. La discrepancia radica en cómo se ve la moderación desde fuera, lo que da lugar al concepto de Musulmán Moderado: una invención de un sistema global de capital y hegemonía política para fomentar su propio poder.

El rechazo a ser limitado a tal escala se equipara con el hecho de albergar simpatías terroristas. El musulmán moderado puede llevar un pañuelo en la cabeza o tener un nombre que le deje las lenguas trabadas, pero acepta en su totalidad el estilo de vida de los «no musulmanes», haciéndolos diferentes del «no musulmán medio» sólo en las cuestiones superficiales de la existencia humana, y reduciendo así el Islam a alimentos, ropa y algunas frases estilizadas desconocidas.

Las principales fuerzas políticas occidentales prescriben un estándar máximo de práctica, donde uno puede ser la cara del cambio sin desafiar radicalmente el status quo⁴. Cualquier visibilidad pública de la práctica de la religión se equipara con el extremismo. Esta definición se caracteriza, no por principio, sino por lo que sirve a los intereses de las fuerzas políticas occidentales. Se deja que los musulmanes reboten en una dicotomía que o bien impone una definición estrecha de lo que Occidente considera aceptable en su moderna hegemonía cultural o bien rompe con ella con el riesgo del ostracismo social, la pérdida de medios de vida y, frecuentemente, la deportación o el encarcelamiento sin el debido juicio. Esa dicotomía determina la humanidad de los musulmanes no en referencia a su propio marco religioso, sino más bien evaluando cómo los musulmanes ceden a las exigencias de una sociedad moderna hegemónica.

Esa dicotomía determina la humanidad de los musulmanes no en referencia a su propio marco religioso, sino más bien evaluando cómo los musulmanes ceden a las exigencias de una sociedad moderna hegemónica.

El mundo laico cree que ha implementado una norma de alcance universal – como si surgiera de un vacío desprovisto de creencias contextuales – con la más mínima desviación de la misma invitando al escepticismo y al miedo, y al hacerlo, mantiene una perspectiva cognitiva orientalista que mide la civilización por ideales contextuales. A medida que los ideales evolucionan, se deja que los musulmanes se pongan al día con una cultura que finge unidad en autonomías «diversas» y «moderadas», cuando en realidad la libertad de práctica existe entre un conjunto de opciones predefinidas.

Esto no es exclusivo de América, ya que es una continuación de lo que ha existido en los estados coloniales a nivel mundial para mantener la pacificación de las personas que se niegan a someterse a la modernidad. Mi trabajo con Muslims Condemn no fue visto como un desafío a la narrativa de los buenos y malos musulmanes de la élite occidental, sino como un ejemplo para que otros musulmanes continúen con el «diálogo comprometido» construido sobre bases defectuosas, asignando directamente a los musulmanes la responsabilidad de apaciguar los temores irracionales de una norma de aprobación siempre cambiante.

El académico y comentarista político ugandés Mahmoud Mamdani se refiere a este fenómeno como «discurso cultural«, caracterizando el discurso público sobre el islam como algo parecido a la lectura sobre «pueblos musealizados«, cuya cultura no tiene una rica historia ni tradición propia, sino que existe en relación con Occidente y su trayectoria de asimilación⁵. Menciona que parte de la solución hacia la paz y la lucha contra este discurso es romper con este papel de víctima y recuperar la conciencia histórica.

… parte de la solución hacia la paz y la lucha contra este discurso es romper con este papel de víctima y recuperar la conciencia histórica

Nuestra aclimatación al binario mencionado por el Dr. Beydoun nos convierte en balones de fútbol político, restringiendo la capacidad de los musulmanes ortodoxos de dar forma a las conversaciones sobre el Islam. Los musulmanes deben estar dispuestos a deconstruir los principios subyacentes en los que se originan nociones problemáticas como esta. La aceptación poco entusiasta de varios grupos ideológicos no importa en la re-priorización de la subordinación a Dios. Esto es imperativo. Al tratar de rechazar la idea de la moderación, los musulmanes afirman la desmesura de nuestra mizaan (escala espiritual); la búsqueda del Islam no es un equilibrio en los hechos, sino para que los buenos abrumen a los malos.

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Sobre la autora: Heraa Hashmi es más conocida por su proyecto de investigación, Musulmanes Condenan, y actualmente es estudiante de Biología Molecular y Lingüística. Sus intereses incluyen las ciencias islámicas, la lingüística cognitiva y el desarrollo del lenguaje.

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