Por Hamza Yusuf (Zaytuna College)
Hamza Yusuf es uno de los principales defensores del aprendizaje clásico del Islam y presidente del Zaytuna College, una universidad musulmana de artes liberales en Berkeley, California.
Traducido de
https://renovatio.zaytuna.edu/article/when-does-a-human-fetus-become-human
Estudios de un feto en el útero, un dibujo de Leonardo da Vinci, c. 1510 a 1512
No rompas los lazos del útero.
Corán 4:1
Corán 17:31
No mates a tus hijos por miedo a la pobreza.
El día en que a la que se entierre viva se le preguntará por el pecado que ha cometido.
Corán 81:8-9
Cásate y sé fructífero, porque estaré orgulloso de las multitudes de mi comunidad de creyentes en el Día del Juicio Final.
Profeta Muĥammad ﷺ
Amigas, decidido tengo el matar al punto
Euripides’ Medea
a mis hijos y luego marcharme de esta tierra
sin demoras que puedan ponerles en las manos
asesinas de aquellos que me odian. Es forzoso
que sin remedio mueran; y, puesto que es preciso,
yo seré quien les mate, la que vida les di.
En inglés, el término con el que nos definimos, «human being» (ser humano), enfatiza el «ser» sobre el «hacer». No son nuestras acciones las que nos marcan como humanos, sino nuestro mero ser. ¿Cuándo, entonces, llegamos a ser? ¿Cuándo ese ser que identificamos como humano se convierte en humano por primera vez? La respuesta es consecuente por muchas razones, de las cuales la más importante es que el documento fundacional de nuestra nación afirma que todos los seres humanos están «dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables» que incluyen los derechos a «la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». La cuestión de cuándo comienza la vida humana sigue siendo un punto central de discusión en el debate, que ya lleva medio siglo, sobre la ética del aborto. El Tribunal Supremo (en EEUU) tomó su decisión, pero para muchos, está lejos de ser un asunto resuelto.
Mientras tanto, más allá de nuestras fronteras, las tasas de aborto inducido están aumentando en los países en desarrollo, a pesar de que están disminuyendo ligeramente en los países desarrollados; se estima que una cuarta parte de todos los embarazos del mundo terminan en aborto.1 El debate sobre el aborto sigue abierto en algunas partes de Europa y continúa siendo polémico en África del Norte, Oriente Medio, Asia, así como en América Central y del Sur. Si bien la Iglesia Católica sigue dando prioridad al aborto como un grave mal social, para muchos el aborto se ha convertido en una opción aceptable para hacer frente a los embarazos no deseados. Cada vez más, algunos musulmanes están sumando sus voces al debate, algunos incluso apoyan la legalización en zonas donde el aborto sigue siendo ilegal.
Cada vez más, algunos musulmanes están sumando sus voces al debate, algunos incluso apoyan la legalización en zonas donde el aborto sigue siendo ilegal
Dada esta tendencia creciente, se hace más urgente reexaminar la visión normativa del infanticidio y el aborto en la tradición legal islámica, que se basa en el Corán, la tradición profética y la autoridad escolástica para sus pruebas.
La palabra aborto deriva del latín aboriri2, que significa «perecer, desaparecer, fallar«3. El verbo abortar es tanto intransitivo (significa «abortar» o «sufrir un aborto») como transitivo («efectuar el aborto de un feto»)4. Como sustantivo, aborto significa «la expulsión de un feto (naturalmente o por inducción médica) del útero antes de que sea capaz de sobrevivir de forma independiente, especialmente en las primeras 28 semanas de un embarazo humano».5
Históricamente, las civilizaciones y tradiciones religiosas a menudo asociaban el aborto con el infanticidio, definido como «la matanza de un bebé poco después del nacimiento» según el Diccionario de Inglés Moderno de Oxford. De hecho, incluso algunos filósofos modernos vinculan el aborto con el infanticidio argumentando lo que denominan de forma eufemística «abortos después del nacimiento»6. El repaso de la sórdida historia del infanticidio desde la Era Axial7 y la forma en que las diferentes tradiciones religiosas inspiraron un cambio de actitudes sobre ambas prácticas ayuda a establecer el escenario para la comprensión de la visión ética islámica sobre el aborto, que depende en última instancia, como veremos, de la cuestión central de cuándo comienza la vida humana.
La escuela jurídica Mālikī -o el Camino de Medina8, como se la conocía- ofrece a los musulmanes modernos una respuesta definitiva, basada en la más sólida metodología islámica, a un problema aparentemente intratable que afecta a nuestro mundo actual.
«El espíritu religioso abrahámico, y sólo el espíritu religioso, cambió las actitudes de un gran número de personas e inspiró leyes para prohibir el infanticidio y el aborto».
El infanticidio y el aborto en las civilizaciones premodernas
Podría decirse que las justificaciones ofrecidas para el infanticidio se aproximan a las propuestas para el aborto, aunque sigue habiendo diferencias significativas. Un aspecto sorprendente del infanticidio y del aborto, sin embargo, es su aparente universalidad histórica. La historiadora Anne-Marie Kilday9 cita a Michelle Oberman, autora de When Mothers Kill (Cuando las madres matan):
El infanticidio era común entre las personas primitivas, particularmente en la medida en que les permitía controlar el crecimiento de la población y reducir al mínimo la presión que ejercían sobre la sociedad los recién nacidos enfermos».10
Kilday continúa,
Por lo tanto, a lo largo de la historia ha habido dos contextos para el asesinato de niños: en primer lugar, el asesinato de lo que se consideraba una descendencia «defectuosa» y, en segundo lugar, el asesinato de niños «normales» pero no deseados. La exposición y/o el infanticidio de niños enfermos o discapacitados era una característica aceptada en las antiguas culturas grecorromanas, como se desprende de varias fuentes literarias contemporáneas como Platón, Aristóteles, Séneca y Plinio. En la ciudad-estado de Esparta, por ejemplo, sólo se permitía a los niños que se esperaba que fueran buenos soldados o ciudadanos sanos sobrevivir más allá de la infancia. En el Antiguo Egipto, en China, en la India y en todo Oriente, se adoptó un enfoque similar con respecto a los niños «defectuosos».11
Los antiguos griegos aparentemente tenían pocos reparos sobre el infanticidio y dejaban a los niños deformes o no deseados expuestos a los elementos para que perecieran. Un acto tan frío de exposición era quizás menos atroz, en sus mentes, que el acto caliente de asesinar a la fuerza al niño; era un pecado de omisión que mitigaba el salvajismo de un pecado de comisión. En la República de Platón, Sócrates, al describir cómo serán criados los guardianes, le dice a Glaucon:
Entonces los niños a medida que nacen serán tomados a cargo por los oficiales designados para el propósito, ya sean hombres o mujeres, o ambos…. Los hijos de buenos padres, supongo, serán puestos en el corral de crianza, entregándolos a enfermeras que vivirán separadas en una porción particular de la ciudad; pero los hijos de padres inferiores y todos los niños defectuosos que nazcan de los otros los pondrán fuera de la vista en secreto y misterio, como corresponde.12
En «La Politica«, Aristóteles se hizo eco de un enfoque similar:
En cuanto a la exposición y la crianza de los hijos, debe existir una ley que prohiba criar a ninguno defectuoso; y en el caso de un número grande de hijos, si la norma de las costumbres lo prohibe, que no se exponga a ninguno de los nacidos. Es necesario, en efecto, poner un límite numérico a la procreación. Y si algún niño es concebido
Pags 447-448. Libro VII-15.
por mantener relaciones más allá de estos límites, antes que surja la sensación y la vida, se debe practicar el aborto, pues la licitud y la no licitud de éste será determinada por la sensación y la vida. 13
El estudioso de los clásicos Jerry Toner, usando un noble romano ficticio que habla del «riesgo ocupacional» de dejar embarazadas a las esclavas, escribe:
Me gusta tratar a estas crías con mayor indulgencia que a los esclavos normales, y darles raciones ligeramente mejores y un trabajo más fácil…. Obviamente no se puede esperar que trate a toda mi descendencia ilegítima de esta manera. Así que si cuando nacen parecen enfermizos, o si ya tengo suficiente en mi casa, ordeno a las madres que «expongan» a los niños dejándolos en el basurero.14
Por despiadadas que parezcan esas opiniones, el «derecho» a matar a los hijos se encuentra en el primer código de leyes registrado en Roma, la Ley de las Doce Tablas (Leges Duodecim Tabularum). La Tabla VI legislaba «que los niños terriblemente deformes serán asesinados rápidamente«. La ley romana también permitía a un padre matar a cualquier mujer recién nacida.15 Entre los filósofos estoicos de Roma se encontraban aquellos que no consideraban que un feto fuera humano, legitimando así el aborto como una elección personal aceptable. Sólo la poderosa influencia del cristianismo en la sociedad romana modificaría radicalmente estas opiniones16.
A medida que las tradiciones religiosas de la Era Axial penetraron en grandes regiones de la tierra, condenaron el infanticidio como una afrenta a la santidad de la vida. El espíritu religioso abrahámico, y sólo el espíritu religioso, cambió las actitudes de un gran número de pueblos e inspiró leyes para prohibir el infanticidio y el aborto. Se pensaba que el sacrificio de niños, por ejemplo, apaciguaba a Molech, el dios de los amonitas, haciendo del infanticidio una práctica común en Fenicia y otros países vecinos. Pero el Levítico 18:21 ordena a los israelitas, «No deis ninguno de vuestros hijos para ser sacrificados a Moloc«.17 Debido a la enormidad del sacrificio de niños, la ley mosaica prescribía la lapidación como un castigo adecuado.18
En el Génesis 9:6 se dice además:
El que derrame sangre de hombre, por el hombre se derramará su sangre; porque a imagen de Dios, Dios ha hecho al hombre.19
Una lectura alternativa de este texto hace que «el que derrame sangre de hombre en hombre», que según algunos rabinos se refiere a un feto. Por ejemplo, el Sanedrín del Talmud de Babilonia ofrece una opinión rabínica sobre el aborto:
En nombre del rabino Yishmael20 dijeron: «[Un Noahide recibe la pena capital] incluso por [destruir] un feto». ¿Cuál es la razón del Rabino Yishmael? Es el versículo «el que derrame la sangre de un hombre en un hombre (adam bādam), su sangre será derramada» (Génesis 9:6). ¿Cuál es el significado de «hombre en hombre»? Se puede decir que se refiere a un feto en el vientre de su madre.21
Josefo,22 un historiador judío del primer siglo, escribió: «La ley ordena que toda la descendencia sea criada, y prohíbe a las mujeres causar un aborto o deshacerse del feto«.23 La tradición rabínica judía prohíbe el aborto a menos que el embarazo amenace la vida de la madre.
Es innegable que la fuerte postura del judaísmo contra el infanticidio y el aborto informó al cristianismo temprano y a la doctrina de la Iglesia que surgió. Un manual de los primeros cristianos sobre la doctrina de la Iglesia, la Didaché (c. 85-110), afirma: «No asesinarás a un niño por medio del aborto ni lo matarás al nacer «24. Algunos eruditos bíblicos han llegado a sostener que la ausencia del aborto en el Nuevo Testamento puede explicarse por su inconcebibilidad para los primeros cristianos. De hecho, según C. Ben Mitchell,
Los primeros cristianos no sólo condenaron el aborto y el infanticidio; las comunidades cristianas estaban a la vanguardia en la provisión de alternativas, incluyendo la adopción de niños que estaban destinados a ser abandonados por sus padres. Calixto (murió c. 223) proporcionó refugio a los niños abandonados colocándolos en hogares cristianos. Benigno de Dijon (siglo III) ofrecía alimento y protección a los niños abandonados, incluidos algunos con discapacidades causadas por abortos fallidos.25
También existen fuertes prohibiciones contra el infanticidio y el aborto en la literatura hindú y budista. La India, a pesar de la condena del hinduismo al aborto, sufre actualmente una epidemia de feticidio femenino e incluso de infanticidio 26 El budismo, para gran disgusto de los defensores occidentales del derecho a elegir, que consideran que la fe está vinculada a un espíritu progresista, condena claramente el aborto en sus primeras escrituras. El Dhammapada, una de las primeras colecciones de dichos del Buda, afirma:
Considerando a los demás como a ti mismo, no mates ni promuevas el asesinato. Quienquiera que dañe a los seres vivos… no alcanzará la felicidad después de la muerte. 27
El profesor de religión y maestro Zen David R. Loy escribe,
El aborto [en la tradición budista] es mortal. Según el Canon Pali, el Buda dijo que rompe el primer precepto de evitar matar o dañar a cualquier ser sensible. Cualquier monástico que anime a una mujer a abortar ha cometido una seria ofensa que requiere expiación…. Esta regla absoluta en el budismo temprano es una fuente de incomodidad y vergüenza para muchos budistas occidentales, y a menudo es ignorada por aquellos que son conscientes de ello28.
En cuanto a la santidad (o lo sagrado) de la vida, incluido lo sagrado de la vida dentro del útero, se podrían escribir tomos de las tradiciones religiosas del mundo, pero se puede decir con seguridad que las tradiciones normativas premodernas de las religiones del mundo han condenado universalmente el aborto y el infanticidio. El Islam, la última de las religiones abrahámicas, no es una excepción, ya que su fuente principal, el Corán, presenta sus enseñanzas como una extensión de las prescripciones anteriores.
La prohibición coránica del infanticidio
Los grandes profetas del judaísmo y el cristianismo encuentran constantes menciones como primeros mensajeros en el Corán, y Dios le recuerda al Profeta Muĥammad ﷺ,
Di: ‘No soy un innovador entre los mensajeros.
(Corán 46:9)
Los árabes preislámicos de la Península Arábiga practicaban el infanticidio pero empleaban un método diferente, si no menos brutal, que la práctica de la cultura grecorromana de muerte por exposición: los árabes enterraban vivos a sus hijos. Lo hacían generalmente como una forma de control de la natalidad, por razones de pobreza, o bien por vergüenza al nacer una niña (la matanza de niños varones, impulsada por la escasez de sustento en el árido clima desértico, era menos común, aunque todavía se practicaba). Comentando el versículo coránico «No mates a tus hijos por la pobreza» (Corán 6:151), el Imam al-Qurţubī29 (d. 671/1273) afirma:
Entre [los árabes] había quienes también mataban a sus hijos, tanto varones como mujeres, por temor a la pobreza30.
Varios versos del Corán prohíben el infanticidio. En la sexta azora se dice,
«Y así su [creencia en] falsos dioses hizo que la matanza de sus hijos pareciera buena y los llevó a la destrucción mientras los confundía sobre la verdadera fe. Si Dios hubiera querido, no lo habrían hecho; así que déjenlos a ellos y a sus mentiras».
Corán (6:137)
Poco después de esos versículos, el Corán expone lo que los eruditos musulmanes consideran los primeros principios de la moralidad abrahámica:
Di: Ven, te recitaré lo que tu Señor te ha prohibido. No le asociéis nada; y sed buenos con vuestros padres, y no matéis a vuestros hijos a causa de la pobreza – os proveemos a vosotros y a ellos – y no os acerquéis a las indecencias sexuales, abiertas o secretas, y no matéis el alma – que Dios ha hecho sagrada.
Corán (6:151)
Otro versículo aborda este tema con el sutil matiz del miedo a la pobreza, a diferencia del versículo anterior, que prohíbe matar al niño a causa de la pobreza, es decir, de un estado de empobrecimiento real. Los pronombres del versículo anterior (para ti y para ellos) enfatizan que Dios provee para los padres primero y luego para los hijos en el caso de pobreza real para aliviar sus miedos. En el siguiente verso, los pronombres se invierten (ellos y tú), ya que los padres temen que la adición de nuevos hijos los reduzca a la pobreza a pesar de su bienestar actual:
Y no maten a sus hijos por miedo a la pobreza… Nosotros los mantenemos a ellos y a ustedes. De hecho, matarlos es un enorme pecado. Y no se acerquen a la fornicación: seguramente es una obscenidad y conduce a un fin maligno. Y no matéis el alma que Dios ha prohibido, salvo por causa justa.
Corán (17:31-33)
Comentando este versículo, Qāđī Abū Bakr31 (d. 543/1148) relata un hadiz en el que el Profeta ﷺ dijo que matar a un niño por miedo a la pobreza era el segundo pecado más grave junto con establecer «asociados a Dios«. Luego Abū Bakr menciona que el infanticidio «es el mayor de los pecados porque es un atentado contra toda la humanidad«, y también porque «implica que los hombres asuman las cualidades de las bestias depredadoras«32.
De manera similar, otro versículo también prohíbe el infanticidio y lo empareja con la censura a la conducta sexual:
Oh Profeta, cuando las mujeres creyentes acuden a ti para jurarte lealtad que no asociarán nada con Dios, y no robarán, ni cometerán adulterio, ni matarán a sus hijos, ni traerán una calumnia que hayan forjado de sí mismas, ni desobedecerán lo que es bueno, entonces acepta su juramento y pide a Dios que las perdone, porque seguramente Dios es el más perdonador, el más misericordioso.
Corán (60:12)
En cuanto a la práctica de matar a las niñas, el Corán afirma,
Y cuando se da a una de ellas la noticia del nacimiento de una hija, su rostro se oscurece y se aflige por dentro. Se esconde de la gente por la angustia de la noticia que ha dado. ¿La guardará, a pesar de la ignominia, o la enterrará viva en el polvo? ¡Oh, qué mala decisión toman!
Corán (16:58–59)
El Corán, por lo tanto, prohíbe inequívocamente el infanticidio; los eruditos, por consenso, mantienen esta posición basándose en el Corán, la tradición profética y el consenso de los compañeros. En la historia del Islam, nunca ha habido un debate sobre este tema.
Entonces, ¿qué hay del aborto en el Islam? Para abordar esa pregunta, ayudará examinar los sorprendentemente numerosos versos del discurso coránico sobre la embriología y las tradiciones que la acompañan atribuidas al Profeta ﷺ.
El nacimiento humano en el Corán y los hadices
Ibn ¢Abbās33 (d. 67/687), el compañero y primo del Profeta, declaró que el paso del tiempo seguirá explicando el Corán.
Podemos apreciar la sabiduría de esa declaración cuando consideramos los versos del Corán y los hadices que se refieren a cómo y cuándo comienza la vida humana, especialmente a la luz de lo que la ciencia actual ha descubierto sobre el proceso del nacimiento. Las Escrituras y la ciencia, tomadas en conjunto, pueden llevar a los creyentes a repensar nuestra comprensión de cuándo comienza la vida, del milagro de la revelación, y más ciertamente del aborto.
Lamentablemente, los comentarios sobre esos versos y hadices coránicos contienen muchos errores debido a la dificultad de comprender los términos premodernos y no técnicos utilizados y a la realidad de que los comentaristas de antaño simplemente carecían de los sólidos conocimientos de embriología que ahora poseemos gracias a los descubrimientos científicos.
Más que un coágulo
Las palabras árabes son notoriamente difíciles de traducir debido a los matices que implica el sistema de raíces del árabe que no se pueden reproducir en otros idiomas. En los primeros versos revelados al Profeta Muĥammad ﷺ, el Corán declara:
Lee, en el nombre de tu Señor, que creó: creó al hombre de un ¢alaq» .
Corán (96:1-2)
La palabra ¢alaq se entendía tradicionalmente como un simple «coágulo de sangre«. Sin embargo, la raíz ¢aliqa significa «quedar embarazada«; según el Lisān al-¢Arab de Ibn Manżūr34 (d. 711/1311), un diccionario árabe autorizado, ¢alaq también significa «el deseo de los cónyuges por el otro», debido a que su raíz significa «aferrarse«. 35 Otros significados son «algo unido a algo, algo que se imbuye en otro, como una montaña o una tierra, sangre de cualquier tipo, o una porción de ella, el cordón de un cubo, cualquier cordón que sostiene algo, una sanguijuela, un coágulo«.36 La connotación más apropiada es «algo que se imbuye en otra cosa«, como en la incrustación de un embrión, o blastocito, en la pared uterina de la mujer. Otro posible significado es un coágulo, como en «un pequeño grupo compacto de individuos«, dado que el blastocito es un conjunto de células individuales que se dividen rápidamente. La comprensión clásica y la posterior traducción de ¢alaq como «coágulo de sangre» es simplemente errónea, aunque comprensible dado que un aborto espontáneo a menudo revela bultos coagulados que parecen ser coágulos de sangre del feto formado prematuramente.
También, con respecto a la creación de los seres humanos, el Corán establece claramente, en muchos versos, que somos originarios de la tierra:
Dios ha hecho que crezcas como un fruto de la tierra, y después, Él te hará volver allí. Él te hará volver a nacer de nuevo.
Corán (20:55)
Dios te creó de la tierra.
Corán (53:32).
Dios te creó del barro.
Corán (32:7)
Comenzamos la creación del ser humano (insān) de la arcilla
Corán (37:11)
Otro versículo afirma que el hombre fue creado a partir del agua:
Él es el que creó del agua al hombre y estableció lazos de parentesco y matrimonio.
Corán (25:54)
Estos versículos, según los exegetas, se refieren a la creación de Adán, la paz sea con él, de la tierra y el agua, pero se aplican por igual a todos los hombres, ya que la tierra y el agua son los únicos componentes de nuestro ser físico.
Curiosamente, el Corán también afirma que el hombre fue creado a partir de un nuţfah:
Dios formó al hombre a partir de un nuţfah.
Corán (16:4)
De nuevo, nos enfrentamos al problema de la traducción. Los significados de nuţfah son «una cantidad diminuta de fluido«, «una gota«, «una gota diminuta dejada en un recipiente«, «una gota que fluye«, «gota de esperma«, «gota femenina [óvulo]».37 Lo que llama la atención de estos versos coránicos es la exactitud con la que describen lo que ahora sabemos que es el espermatozoide masculino y el óvulo femenino, ambos con forma de gota de agua. La célula reproductiva masculina, el espermatozoide, representa uno de los miles de millones de espermatozoides expulsados al útero de una mujer. Estos diminutos espermatozoides, cada uno de los cuales contiene un código genético único, corren para alcanzar el óvulo liberado, que también contiene un código único, pero sólo unos pocos completan el viaje, y sólo uno o dos penetran realmente en el óvulo de la mujer. Los hadices relativos a este proceso reproductivo revelan detalles sorprendentemente precisos que los comentaristas premodernos malinterpretaron debido a su falta de los conocimientos científicos necesarios para entenderlos correctamente.
Por ejemplo, de acuerdo con un hadiz, un hombre judío se acercó al Profeta ﷺ y le hizo una pregunta que, según él, sólo un profeta podría responder:
¿De qué es creado un hombre? El Profeta ﷺ respondió,
Está determinado por ambos [el hombre y la mujer], por el nuţfah del hombre y por el nuţfah de la mujer.38
En una narración diferente del mismo hadiz, el hombre preguntó qué determina el sexo. Se le dijo:
El fluido de un hombre es blanco grueso, y el de una mujer es amarillo translúcido (aśfar raqīq). Cuando se encuentran, si un espermatozoide masculino (maniyy) (cromosoma Y) es dominante (¢alā), entonces es un varón. Pero si el espermatozoide femenino (maniyy) (cromosoma x) es dominante, entonces es una niña.
El Profeta ﷺ distingue claramente entre el óvulo (nuţfah femenino) y el espermatozoide (nuţfah masculino) y el esperma (maniyy), que describió como masculino y femenino (cromosomas X e Y que un hombre recibe de su madre y su padre).
Una parte asombrosa de este hadiz es la descripción de la contribución de la mujer a la concepción: aśfar raqīq, cuya traducción precisa es «amarillo translúcido«. Sólo recientemente la tecnología nos ha permitido fotografiar, en color, la liberación de un óvulo de los ovarios; al emerger, es claramente un pequeño óvulo en forma de gota, y su color, debido al complejo cúmulo de ovocitos que rodea al óvulo, se describe en la literatura como «amarillo translúcido«.
El óvulo humano saliendo del ovario
En resumen, el nuţfah en los versos del Corán y el hadiz anterior se refiere tanto a la «gota» masculina de esperma como a la «gota» femenina del óvulo, descritas en otra parte del Corán y el hadiz39 como el «agua» de la mujer y el «agua» del hombre, ambos términos relativamente exactos, dado que más del setenta y cinco por ciento del material es agua.
¿Cuando comienza la vida?
Otro significado de nuţfah en la terminología técnica moderna es «cigoto» y los subsiguientes estadios embrionarios durante los primeros nueve días. Un cigoto se forma por la fecundación de dos gametos, masculino y femenino, antes de que se produzca la segmentación. Al décimo día se produce la embriogénesis y comienza la fase ¢alaq en la que la vida recién formada se imbuye (ta¢allaq) en la pared uterina. La prueba de que nuţfah también significa cigoto y embrión se encuentra en la azora setenta y seis del Corán, titulada apropiadamente «El ser humano» (al-Insān). Los dos primeros versículos dicen:
¿No ha habido un tiempo en que el hombre no era nada digno de mención, porque hicimos al hombre de una gota mezclada?
Corán (76:1-2)
En un conocido hadiz narrado por Ibn Mas¢ūd40(d. 32/653), el Profeta ﷺ comienza a describir el proceso de la creación humana diciendo: «En verdad, la creación de uno de ustedes se reúne en el vientre de la madre durante cuarenta días».41 Comentando este hadiz, Mullah ¢Alī al-Qārī42 (d. 1014/1605) afirma: «El material de su creación (māddat khalqihi) se reúne y luego se protege».43 A continuación explica el significado de la «reunión» (jam¢) utilizando una tradición del Imam al-Ţabarī44(d. 310/923) y de Ibn Mandah45 (d. 395/1005), en la que se informa que el Profeta ﷺ dijo,
Las palabras «gota mezclada» son una traducción de nuţfah amshāj, una frase árabe que causó mucha confusión entre los comentaristas porque el sustantivo nuţfah está en singular mientras que amshāj, su adjetivo, está en plural; en la gramática árabe, el adjetivo, en un caso como éste, debería coincidir con el sustantivo en número. Al-Zamakhsharī 46(d. 538/1144), en su intento de resolver este molesto dilema gramatical, llega a decir que amshāj es singular a pesar de su clara forma plural. También podría ser un apositivo de nuţfah. El punto, sin embargo, es que los dos nuţfahs del macho y la hembra (es decir, el espermatozoide y el óvulo) se convierten en uno nuţfah mezclados (amshāj) con el material genético de los dos padres. Dejando a un lado si es un adjetivo o un apositivo, la palabra amshāj, según Lisān al-¢Arab, puede significar «la mezcla de dos colores» y «la mezcla del agua de un hombre (espermatozoide) y del agua de una mujer (óvulo), entonces va de una etapa a otra».47 En árabe moderno, mashīj, el singular de amshāj, es «gameto».48 Esta parece ser una excelente descripción, dado que cada célula humana contiene veintitrés pares de cromosomas, y cada cromosoma está formado por la unión de dos nucleótidos, que constituyen la cadena de ADN. Los científicos han codificado por colores las cadenas de nucleótidos para visualizar mejor el ADN. El modelo de «unión de dos colores» en cada hebra se utiliza ahora universalmente en la enseñanza del código genético de la vida.
Doble hélice de ADN
Si Dios desea crear un sirviente, lo hace a través del hombre teniendo relaciones con la mujer en las que su «agua» penetra en cada raíz y parte de su [«agua»](¢irq wa ¢uđw), y al séptimo día, la recoge, y luego produce [una nueva vida] de cada «disposición genética» (¢irq) que viene de Adán. [Y entonces el Profeta ﷺ recitó el verso,] «En cualquier forma que desee reunirte de varios componentes (rakkabak).» (Corán 82:8)49
La palabra que el Corán utiliza para «ensamblar» (rakkaba) significa «ensamblar de varias partes» o «ensamblar«, «hacer, preparar de varios componentes o ingredientes«.50 Mullah ¢Alī dice entonces: «Este significado se confirma con las palabras del Profeta cuando una mujer árabe de piel clara dio a luz a un niño negro y su marido la acusó de infidelidad. El Profeta ﷺ dijo: «Tal vez sea de una raíz lejana (naz¢ahu ¢irq).51 Hoy en día llamaríamos a esto un gen recesivo. El hadiz implica las vastas variaciones genéticas que ocurren con cada espermatozoide y óvulo individual. Cada uno contiene una combinación única (tarkībah) que proporcionará un individuo completamente nuevo nunca antes existente.
Repensando la etapa de la insuflación del alma
¿En qué etapa de la creación del ser humano se produce la insuflación del alma? Claramente, el Corán describe cada etapa de crecimiento dentro del útero como una con la cual pasamos a ser humanos:
Ciertamente creamos al ser humano de una quintaesencia de arcilla, y luego le hicimos [al hombre] un huevo fertilizado (nuţfah) en un lugar seguro, y luego le hicimos [al hombre] un coágulo, y luego hicimos del coágulo un embrión, y luego hicimos los huesos del embrión y vestimos los huesos de carne, y luego originamos otra creación.
(23:12-14)
Comentando este versículo, el eminente erudito y metafísico malayo Syed Naquib al-Attas escribe,
A partir de la fusión de los dos gametos, Dios creó (khalaqa) un nuevo organismo individual; y a partir de este organismo creó (khalaqa) un embrión; y a partir del embrión creó (khalaqa) un feto. Así pues, vemos de esto que todo el proceso en las diversas etapas de la aparición del ser animal en forma y construcción definidas y completas con órganos no es algo natural; es decir, no es algo que se deba al funcionamiento de la naturaleza, sino que en cada etapa es el acto de creación de Dios el que pone a la cosa creada en conformidad con su constitución en el útero (es decir, su fiţrah). Entonces, desde esta etapa fetal final, Dios originó (ansha’a) otra criatura. Esto se refiere a la introducción del alma/espíritu (al-rūĥ) que Dios sopló en el ser animal después de haberlo moldeado en la debida proporción.52
Una de las derivaciones de la palabra originar (ansha’a) en árabe significa «elevar». Es la introducción del alma inmaterial eviterna que eleva la nueva creación a un ser humano espiritual que existe como cuerpo y alma. El hadiz parcialmente citado de Ibn Mas¢ūd dice:
En verdad, la creación de uno de ustedes se reúne en el vientre de la madre durante cuarenta días en forma de gota (nuţfah), luego se convierte en un coágulo (¢alaqah) durante un período similar, luego en un bulto durante un período similar, luego se envía un ángel que sopla el alma en él.53
Basándose en este hadiz, la mayoría de los estudiosos del pasado afirmaban que el alma se encontraba en el día 120 después de la concepción.
Una segunda interpretación argumentaba que las palabras «un período similar» (mithla dhālik) se refieren a los primeros cuarenta, y por lo tanto todas las etapas ocurren durante ese período de cuarenta días. Otro hadiz de la colección del Imán Muslim54 (d. 261/875) (Śaĥīĥ Muslim) aclara la ambigüedad del número de días del hadiz mencionado diciendo que el ángel llega a las seis semanas (Nota del autor: Debido a un error de edición, una versión anterior de esta frase afirmaba que este hadith menciona específicamente que el ángel sopla el alma en el feto. Aunque el hadiz no lo dice explícitamente, indica claramente que el periodo antes de la insuflación del alma es de 40 días).
Los estudiosos han estado de acuerdo en que la insuflación del alma se produce inmediatamente después de la fase de «desarrollo de la gastrula (Mudghatan)«, cuando el feto adopta una forma: la ciencia moderna ha confirmado que esto ocurre alrededor de las seis semanas; el hadiz relatado tanto por Muslim como por Abū Dāwūd55 (d. 275/889) coincide con la ciencia moderna.
El argumento de que la insuflación del alma se produce poco después de los 40 días resulta en última instancia mucho más fuerte que la opinión mayoritaria tradicional de que se produce después de los 120 días, habida cuenta de lo que hoy conocemos de la embriogénesis. La base de 120 días, si se toma del hadiz en su interpretación estándar, significaría que el hadiz contradice las opiniones médicas actuales que se basan en pruebas biológicas irrefutables. El criterio bien conocido entre los estudiosos de los hadices es que un hadiz no puede contradecir algo conocido por la razón con pruebas más allá de toda duda razonable.
Así pues, si un hadiz contradice un conocimiento fáctico acordado, los eruditos lo rechazan o, si es posible, lo reinterpretan si el lenguaje permite otras posibilidades, como puede hacerse en este caso. Como se ha mencionado anteriormente, una opinión alternativa entre los primeros estudiosos era que los tres períodos de 40 días no son consecutivos sino concurrentes; las tres etapas se producen en los mismos cuarenta días basándose en la ambigüedad de la frase «un período similar«. Esta interpretación, que el árabe permite, y dada la solidez de su cadena, sigue siendo la única aceptable.
¿Comienza la vida humana antes de la insuflación del alma?
En opinión del Imán Mālik b. Anas56 (d. 179/795) y de los eruditos Mālikī del Camino de Medina, un niño (walad) se crea en el momento del inicio, cuando se produce el intercambio de material genético y existen los requisitos para la formación de un ser humano único.
Si no fuera así, argumentan los juristas de esta escuela, el Profeta ﷺ no habría hecho necesaria una compensación de sangre si una persona causara un aborto espontáneo a una mujer.
El hadiz relatado por Ibn Mājah57 (d. 273/887) cita al Profeta ﷺ diciendo:
Un feto abortado tanteará la puerta del paraíso diciendo: ‘No entraré hasta que entren mis dos padres’58
Khaţīb al-Tabrīzī59 (d. 741/1340) relata una versión similar:
Seguramente el feto abortado disputará con su Señor si sus padres terminan en el Infierno, y se dirá: ‘Oh abortado, lleva a tus padres al paraíso’ 60.
Cuando una mujer de la tribu Hudhayl golpeó a otra mujer embarazada de su clan, provocándole un aborto, el Profeta ﷺ dijo a los agnados de la mujer que se le debía dinero de sangre. Cuando uno de los miembros de su clan preguntó:
¿Compensamos lo que nunca comió, ni bebió, ni suspiró, ni lloró; se puede decir que tal persona fue asesinada y murió?», el Profeta ﷺ respondió: «¿Son estas las rimas de los días de la ignorancia? ¡Paga el dinero de la sangre del niño! 61
Los estudiosos Mālikī señalan que el fallo del Profeta no se basó en la etapa del embarazo. Argumentan que el embrión se considera un niño incluso en las primeras etapas del embarazo, y que se debe el precio de sangre (NdT. diyah o El precio de la sangre se trata de la compensación económica que el homicida involuntario o el homicida voluntario paga a los familiares de la víctima según una casuística determinada).
Además, el Profeta ﷺ llamó al feto abortado «un niño» (śabiyy), por lo que el asunto cae bajo la prohibición de los versos del Corán que prohíben matar niños. Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī62 (d. 386/996), una voz autorizada en la escuela Mālikī y en la tradición islámica, escribe:
Mālik dice: «Si una mujer embarazada es golpeada, causando la pérdida de su hijo, ya sea en la fase de abultamiento (muđghah) o incluso un embrión incrustado (¢alaqah), y nada es discernible de su creación -ni ojo, ni dedo, ni nada más- si las mujeres que saben de esas cosas determinan que fue un niño [es decir, que estaba realmente embarazada], entonces se debe una compensación financiera….».
Ibn Shihāb [d. 124/742] dijo,
Ya sea que el feto se haya formado o no [se debe dinero]. Si hubo gemelos o trillizos, cada uno de ellos exige una compensación. 63
El Imam al-Rajrājī64 (d. 633/1236), en su comentario sobre la posición del Imam Mālik sobre el aborto, también está de acuerdo, y añade que un feto en cualquier etapa se considera un niño65.
El término que el Corán utiliza para una vida dentro del útero es janīn, que significa lo que está oculto al ojo o escondido; cuanto mayor sea el ocultamiento, más aplicable será el nombre. Así, un cigoto, un embrión, un blastocisto y un feto se llaman janīn en árabe. Rāghib al-Iśfahānī66 (d. 502/1108) define el janīn como «un niño (walad) mientras se encuentre en el vientre de su madre» 67. Otros versículos coránicos afirman que Dios considera que todas las etapas del desarrollo fetal son una vida humana:
¿Piensa el ser humano que se quedará en nada? ¿No fue un embrión de un fluido masculino y femenino liberado?68
Corán (75:36-37)
El versículo podría haber dicho: «¿No fue creado a partir de un embrión?», pero en cambio afirma sin ambigüedades: «¿No fue un embrión?». Otro versículo afirma,
Ciertamente creamos al ser humano de una quintaesencia de arcilla, y luego lo convertimos en un embrión en un lugar seguro.
Corán (23:12-13)
De nuevo, dice claramente que «Lo convertimos en un embrión«. La narrativa coránica define ineluctablemente nuestra creación en cada etapa de nuestros viajes individuales dentro de nuestros respectivos vientres como un ser humano único.
Es muy probable que el alma se relacione e inicie la actividad del cerebro humano que finalmente se desarrollará en la capacidad de pensamiento humano, que, según la metafísica islámica tradicional, es inmaterial por naturaleza y sólo se produce a través del vehículo del cerebro, pero no es sinónimo de él; de ahí nuestra distinción en inglés entre mente y cerebro, y en árabe entre ¢aql y dimāgh. Michael Gazzaniga69, un destacado investigador en neurociencia cognitiva, escribe que desde el momento de la fecundación del espermatozoide y el óvulo humanos, «el embrión comienza su misión: dividir y diferenciar». En cuestión de horas, desarrolla capas de células que luego se convierten en el endodermo, el mesodermo y el ectodermo, las capas que darán origen a todos los órganos del cuerpo humano. En pocas semanas, el tubo neural del embrión engendra el sistema nervioso central, los ventrículos del cerebro y el canal central de la médula espinal. Para la cuarta semana, explica, el tubo neural desarrolla bultos que se convierten en las principales divisiones del cerebro. Continúa: «Aunque el feto está desarrollando ahora áreas que se convertirán en secciones específicas del cerebro, no es hasta el final de la quinta semana y en la sexta semana (generalmente entre 40 y 43 días) que comienza a producirse la primera actividad eléctrica cerebral». 70
Esta descripción del desarrollo del cerebro, y el momento del inicio de la actividad cerebral, corresponden con bastante precisión a la tradición profética de la insuflación del alma en seis semanas.
Aún así, la infusión del alma (nafkh al-rūĥ), su naturaleza y su tiempo exacto siguen siendo un misterio. En la colección del Imán Muslim, en un capítulo titulado «La pregunta del judío al profeta sobre el alma (rūĥ)», un judío le preguntó al Profeta ﷺ sobre la naturaleza del alma. El Profeta ﷺ se quedó en silencio, y el narrador dijo: «Sabía que algo le estaba siendo revelado». Cuando llegó la revelación, el Profeta ﷺ respondió desde el Corán:
Te preguntan sobre el espíritu (rūĥ). Di, ‘El espíritu es del mandato de mi Señor; y a ti te dan sólo un poco de conocimiento’ .71
Corán (17:85)
El consenso islámico sobre el aborto
La posición de los estudiosos del Camino de Medina, de que el feto en todas sus etapas es un niño vivo, continúa hasta el día de hoy sin voces disidentes. Qāđī Abū Bakr b. al-¢Arabī, un formidable mujtahid Mālikī (uno que es capaz de un razonamiento jurídico independiente, o ijtihād), dice en su comentario de Mālik en el Muwaţţa’,
Existen tres estados en lo que respecta a la maternidad: el estado anterior a la concepción, en el que el coito interruptus se utiliza para evitar el embarazo, y eso es permisible; el segundo estado se produce una vez que el semen ha sido recibido por el útero, momento en el que es inadmisible que alguien intente cortar el proceso de procreación como hacen algunos de los despreciables comerciantes que venden abortivos a las muchachas sirvientas cuando sus períodos cesan; la tercera situación es después de la formación del feto y del alma, y este tercer estado es aún más grave que los dos primeros en su proscripción y prohibición. 72
Este punto de vista es afirmado por otros académicos Mālikī, con algunas disensiones menores. Por ejemplo, Qāđī ¢Iyāđ 73 (d. 544/1149) dice:
Algunos opinaron que el embrión no tiene santidad durante los primeros cuarenta días ni la estatura legal de un niño (walad); otros argumentaron que no es permisible interrumpir la concepción o causar un aborto una vez que la concepción se ha producido de cualquier manera! Sin embargo, el coitus interruptus difiere en que no ha llegado al útero.74
La mayoría de los estudiosos Mālikī creían claramente en la santidad de la vida desde el principio. El imán al-Khirshī75 (fallecido el 1101/1690) dice:
No está permitido que una mujer haga nada que pueda llevar a un aborto que provoque el aborto del feto, ni tampoco está permitido que el marido lo haga, aunque sea antes de los cuarenta días.76
El imán Ibn Juzayy al-Kalbī77 (fallecido el 741/1340) dice:
Si el útero recibe el esperma, no está permitido intentar frustrar [la concepción] o dañarlo». Peor aún, se trata de un intento una vez que se produce la concepción, o peor aún después de la fecundación, que, por consenso, es un asesinato. 78
Por último, en la colección autorizada de respuestas jurídicas de la escuela Mālikī, el imán al-Wansharīsī79 (fallecido el 914/1508) escribe:
Nuestros imanes han prohibido el uso de cualquier droga que cause infertilidad o que elimine el semen del útero; esta es la opinión de los maestros y expertos.80
Luego, después de citar la declaración anterior de al-Qabas de Qāđī Abū Bakr, continúa,
Si ha contemplado la conclusión de lo presentado por el maestro jurista Qāđī Abū Bakr, debe darse cuenta sin ninguna duda de que un acuerdo entre el marido y la mujer para abortar a su hijo o cualquier intento de hacerlo está absolutamente prohibido. No está permitido desde ninguna perspectiva. Y si la madre lo hace, ella debe el precio de sangre (diyah) y debe ser castigada de acuerdo a la discreción del juez… .
En la misma línea, ¢Izz b. ¢Abd al-Salām81[d. 660/1262] se preguntó, ¿Está permitido dar a una mujer drogas que prevengan el embarazo?» Él respondió,
No está permitido que una mujer use medicinas que eliminen su capacidad de quedar embarazada.82
Las referencias al aborto inducido en el islam temprano son escasas y generalmente aparecen en los libros de jurisprudencia, en las secciones sobre compensación de sangre (diyah), que examinan situaciones en las que alguien causó que una mujer perdiera a su hijo. La permisividad del aborto era inconcebible para los primeros musulmanes, aunque los abortivos eran fáciles de conseguir.
El polímata persa Avicena83(d. 428/1037) registra más de cuarenta abortivos en su compendio médico magistral al-Shifā‘. En la única sección que trata del aborto, titulada «Sobre las situaciones que requieren un aborto«, escribe: «Puede haber una situación en la que se necesite abortar un feto del útero para salvar la vida de la madre».84 Enumera tres condiciones en las que el embarazo amenaza la vida de la mujer y luego enumera varias formas de inducir un aborto en los casos en que existen esas condiciones. No da ninguna otra razón para abortar un feto.85
La única excepción entre los estudiosos Mālikī en relación con los abortos fue el Imam al-Lakhmī86 (d. 478/1085), que permitió el aborto de un «embrión» (nuţfah) antes de los cuarenta días. Podría decirse que se retractaría de su posición si supiera lo que hoy sabemos sobre el desarrollo fetal. Sin embargo, su posición nunca fue tomada en serio por ningún académico Mālikī y sigue siendo una mera mención como única voz disidente en los libros de respuestas legales.
Con demasiada frecuencia hoy en día, las posiciones a favor de la permisibilidad de los abortos en otras escuelas de jurisprudencia se presentan en artículos y fatwas sin el matiz que se encuentra en los textos originales. Esto es el resultado de una falta de honestidad o de una mala formación recibida. Por ejemplo, el Imam al-Ramlī87 (d. 1004/1596), muy apreciado en la escuela Shāfi¢ī, es citado invariablemente como autor del aborto, pero matiza claramente su posición. Afirma, por ejemplo, que «si el embrión es el resultado de una fornicación, la permisividad [del aborto] podría ser concebible (yutakhayyal) antes de la insuflación del alma«.88 También creía que las etapas de nuţfah, ¢alaqah, y muđghah, ocurrían durante los primeros 120 días, pero ahora sabemos que ocurren en los primeros 40 días; la pregunta sigue siendo si alteraría su posición si lo supiera. Erróneamente, también se afirma que el Imam al-Ghazālī, tal vez el filósofo jurídico más importante de la historia del Islam, no prohibió categóricamente el aborto. En su libro «La Vivificación de las Ciencias Religiosas», el Imam al-Ghazālī89 discute varias posiciones de los eruditos sobre el control de la natalidad y luego afirma,
No debe ser visto como un aborto o infanticidio, porque eso implica un crimen contra algo que ya existe, aunque el proceso creativo tiene grados: el primer grado de existencia es que el esperma masculino llegue al óvulo femenino en preparación para el comienzo de la vida. Desbaratar eso es criminal (jināyah). Si se convierte en un coágulo o un bulto, el crimen es aún más atroz. Y si se produce la insuflación del alma y se completa la forma, el crimen es aún más enorme; el crimen más extremo, sin embargo, es matarlo una vez que ha salido vivo90.
Claramente en este pasaje, el Imam al-Ghazālī prohíbe el aborto, en términos nada inciertos, durante cada etapa del desarrollo del feto pero opinó que a medida que el feto se desarrollaba dentro del útero, la gravedad del delito aumentaba en grados.
Incluso en lo que respecta al coitus interruptus, según una sólida tradición de Śaĥīĥ Muslim, el Profeta ﷺ declaró:
Ese es un tipo oculto de infanticidio (al-wa’d al-khafiyy) 91
Los estudiosos interpretan que eso significa que no le gusta, pero el fuerte lenguaje del Profeta sobre el control de la natalidad al compararlo con una forma oculta de infanticidio indica que abortar un feto seguramente se consideraría infanticidio. Y esta es la posición del jurista Imán Ibn Taymiyyah92 (m. 728 AH/1328 CE), que afirma que el aborto está prohibido por consenso:
Abortar un embarazo está prohibido (ĥarām) por consenso (ijmā¢) de todos los musulmanes. Es un tipo de infanticidio sobre el cual Dios dijo: ‘Y cuando se le pregunta al enterrado vivo por qué pecado fue asesinado’, y Dios dice: ‘No maten a sus hijos por miedo a la pobreza’.93
Madre e hijo
La inmensa mayoría de los eruditos musulmanes han prohibido el aborto a menos que la vida de la madre esté en juego, en cuyo caso todos lo permitieron si el peligro era inminente con alguna diferencia de opinión si la amenaza a la vida de la madre era sólo probable. Un puñado de estudiosos posteriores permitieron el aborto sin esa condición; sin embargo, cada uno expresó severas reservas. Además, ninguno de ellos alcanzó el nivel de jurista independiente (mujtahid).
Presentar sus opiniones sobre este tema como representativas de la normativa islámica sobre el aborto es una clara tergiversación de la tradición. Esos eruditos sólo permitían el aborto antes de la insuflación del alma, que creían que se producía en un plazo de 40 o 120 días. Además, estas opiniones se basaban en información errónea sobre la embriología y en la falta de comprensión de los matices de los versos y hadices del Corán relacionados con la embriogénesis.
La genética moderna muestra que el plano de todo el ser humano está totalmente presente en el momento de la concepción, y por lo tanto debemos concluir que una vez que el espermatozoide penetra en el óvulo, el milagro de la vida comienza claramente. El alma se produce después de que la vida física o animal haya comenzado. Dado que el veinte por ciento de los óvulos fertilizados abortan espontáneamente en las primeras seis semanas después de la concepción, el aspecto inmaterial del ser humano, denominado «insuflación del alma» (nafkh al-rūĥ), ocurriría lógicamente después de ese período precario para el óvulo fertilizado, a los cuarenta y dos días aproximadamente; y Dios sabe más.
Los abortos, especialmente los que se realizan después de cuarenta días de desarrollo fetal, también violan una enseñanza diferente de la tradición islámica: la prohibición de la mutilación. Un feto de seis semanas tiene claramente la forma de un niño, con brazos y piernas en ciernes, una cabeza, el comienzo de los ojos y las orejas. Las imágenes de los abortos reales realizados son omnipresentes en sus representaciones de brazos y piernas arrancados de los cuerpos de los fetos. Ibn ¢Abd al-Barr94 (d. 463/1071) dijo: «No hay desacuerdo sobre la prohibición de la mutilación. «95
El Corán afirma que Dios nos creó por etapas (Corán 71:14). Cada una de estas etapas – el cigoto, el embrión, el coágulo de células, el bulto formado y sin formar, y finalmente el feto en crecimiento – es una etapa que todo ser humano experimenta. El Profeta ﷺ dijo:
Dios dice: ‘Yo derivé el útero (raĥim) de Mi propio Nombre, el Misericordioso (al-Raĥmān), así que a quienquiera que corte el vínculo del útero, lo separaré de Mi misericordia’96.
¿Qué constituye una mayor ruptura del vínculo del útero que abortar un feto unido al útero? El acto del aborto seguramente «corta el vínculo del útero», y el útero es un lugar que el Corán llama «un espacio protegido» (Corán 23:13), lo que significa que Dios es su protector. Cualquier acto de agresión en ese espacio sagrado ataca a un lugar hecho sagrado por el Creador de la vida misma.
La palabra árabe para «útero» (raĥim) tiene una relación etimológica con la palabra para «sagrado» (ĥurmah) en lo que los lingüistas árabes llaman «la mayor derivación». El útero tiene una santidad divina. Dios lo creó como el espacio sagrado donde ocurre el mayor acto creativo de lo divino: la creación de un ser sensible y sapiencial con el potencial de conocer lo divino. La milagrosa inevitabilidad de un óvulo fertilizado sólo ocurre por el cuidado providencial de su Creador. Cada antepasado -desde los dos padres a sus cuatro abuelos y a sus ocho, exponencialmente hasta un punto en el que eventualmente se invierten hasta llegar a sólo dos personas- ha sobrevivido a guerras, hambrunas, enfermedades infantiles, desastres naturales, accidentes y cualquier otro obstáculo para el milagro que representa la miríada de personas que viven hoy en día. Cada uno de nosotros somos parte de una cadena ininterrumpida que nos lleva a los primeros padres.
La extrema pobreza y el deseo de no depender de los niños en un mundo que ha devaluado la maternidad a través de intensas presiones sociales individualistas relacionadas con la meritocracia, la psicología, e incluso el mal uso del loable igualitarismo de género son las principales razones por las que la gente en Occidente hoy en día elige el aborto.
Sin duda, muchas mujeres se ven realmente cuestionadas y se sienten incapaces y no preparadas como madres. El mayor grupo demográfico entre los pobres de América sigue siendo el de las madres solteras.
Los abortos motivados por el hecho de conocer, a través del milagro de la tecnología de los ultrasonidos, que la descendencia será femenina, como es el caso de China e India, pueden considerarse como una forma «avanzada» del infanticidio que se practicaba en la antigüedad después del nacimiento.
Podría decirse que si los árabes preislámicos hubieran poseído el ultrasonido y los métodos modernos de aborto, no habrían esperado a que la niña llegara a nacer, sino que habrían abortado al niño en las primeras etapas del embarazo. Las pruebas genéticas también pueden ahora predecir (no siempre de forma fiable) cualquier número de discapacidades graves con las que pueda nacer un niño.
Sin ninguna restricción religiosa sobre la santidad de la vida, el aborto es una forma «válida» de tratar con los embarazos no deseados y la superpoblación, sin mencionar la promoción de la eugenesia.
Cuando los ángeles preguntaron por qué Dios pondría en la tierra «a los que derraman sangre y siembran corrupción«, Dios respondió, «Yo sé lo que no sabes» (Corán 2:30). Dios sabía que habría gente justa que se negaría a derramar sangre. Los abortos se caracterizan por la sangre que fluye durante y después de ellos. Para cualquiera que crea en un Creador misericordioso que creó al ser humano con propósito y providencia, el aborto, con raras excepciones, debe ser visto como lo que es: un asalto a una vida santificada, en un espacio sagrado, por una mano profana.
- Instituto Guttmacher, “Aborto inducido en todo el mundo”, modificado por última vez en marzo de 2018, www.guttmacher.org/fact-sheet/induced-abortion-worldwide. ↩
- Charles G. Herbermann y otros, editores, The Catholic Encyclopedia (Nueva York: Robert Appleton, 1907), 1:46. ↩
- Robert K. Barnhart, ed., Chambers Dictionary of Etymology (Nueva York: H. W. Wilson, 1988), 4. Según Chambers, la palabra entró en uso en 1580. El primer uso de «abortista», el que realiza un aborto, fue en 1872 ↩
- Della Thompson, ed., Diccionario de Inglés Moderno de Oxford, 2ª ed. (Nueva York: Oxford University Press, 1996), 3. ↩
- Diccionario de inglés moderno de Oxford, 508. ↩
- Dos filósofos, Alberto Giubilini y Francesca Minerva, argumentaron en el Journal of Medical Ethics que «cuando las circunstancias se producen ‘después del nacimiento’ de tal manera que justifican el aborto, lo que llamamos ‘aborto después del nacimiento’ (matar a un recién nacido) debería ser permisible». Ver Alberto Giubilini y Francesca Minerva, «Aborto después del nacimiento: ¿Por qué debería vivir el bebé?» Journal of Medical Ethics (13 de abril de 2012), jme.bmj.com/content/early/2012/04/12/medethics-2011-100411. Véase también William Saletan, «After-Birth Abortion: the Pro-Choice Case for Infanticide», Slate (12 de marzo de 2012), slate.com/articles/health_and_science/human_nature/2012/03. ↩
- La Edad Axial es un término utilizado por primera vez por el filósofo alemán Karl Jaspers, que describe el período comprendido entre los siglos VIII y III a.C. Jaspers sostuvo que «los cimientos espirituales de la humanidad se establecieron de manera simultánea e independiente en China, India, Persia, Judea y Grecia«. Estos son los cimientos sobre los que la humanidad aún subsiste hoy en día». Karl Jaspers, El camino a la sabiduría: Una introducción a la filosofía (New Haven: Yale University Press, 2003), 98. ↩
- El Imán Ibn Taymiyyah dijo: «Aclarar el Camino de Medina y su preferencia sobre otras escuelas entre las diversas ciudades es una de las cuestiones más importantes cuando las innovaciones de los ignorantes y los que siguen las opiniones, los caprichos y las herejías de los egos se extienden, y Dios sabe mejor«. Ibn Taymiyyah, Tafđīl madhhab al-Imām Mālik wa ahl al-Madīnah (El Cairo: Dār al-Fađīlah, 2006), 163. ↩
- Kilday es decana y profesor de historia criminal en la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Oxford Brookes. Su investigación y enseñanza se centran en la historia del crimen violento y su castigo en Gran Bretaña y América. ↩
- Anne-Marie Kilday, A History of Infanticide in Britain c. 1600 to the Present (New York: Palgrave, 2013), 3. ↩
- Kilday, A History of Infanticide in Britain, 3. ↩
- Platón, República (Nueva York: Biblioteca de todos los hombres, 1992), 142. ↩
- Benjamin Jowett, trans. Aristotle’s Politics, Libro VII (Nueva York: Barnes and Noble 2005), 1999. ↩
- Jerry Toner, La Guía Romana para la Gestión de Esclavos: Un tratado del noble Marcus Sidonious Falx (Nueva York: The Overlook Press, 2014), 70. ↩
- Véase Stringfellow Barr, The Mask of Jove (Nueva York: J.B. Lippincott, 1966). ↩
- Michael J. Gorman, El aborto y la Iglesia primitiva: Actitudes cristianas, judías y paganas en el mundo greco-romano (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1982), 32. ↩
- Kenneth L. Barker, ed., New International Version Study Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2002), 225. ↩
- Barker, Nueva Versión Internacional de la Biblia de Estudio, 225, 228. ↩
- Barker, New International Version Study Bible, 24. ↩
- Considerado uno de los más prominentes «padres de la literatura talmúdica», el rabino Yishmael fue un sabio rabínico del siglo II. ↩
- Daniel Schiff, Abortion in Judaism, (New York: Cambridge University Press, 2002), 52. ↩
- Un biógrafo de Jerusalén, Tito Flavio Josefo era también un ciudadano romano. Registró la historia judía y estudió la ley judía con los saduceos, fariseos y esenios. ↩
- C. Ben Mitchell, Ética y Razonamiento Moral: A Student’s Guide (Wheaton, IL: Crossway, 2013), 35. ↩
- Mitchell, Ética y Razonamiento Moral, 35. ↩
- Mitchell, Ética y Razonamiento Moral, 36. ↩
- Ver Ranjani Iyer Mohanty, «Bebés de la papelera»: La crisis del infanticidio femenino en la India», The Atlantic (25 de mayo de 2012), www.theatlantic.com/international/archive/2012/05/trash-bin-babies-indias-female-infanticide-crisis/257672/ ↩
- Thomas Cleary, Dhammapada: Los dichos de Buda (Nueva York: Bantam Books, 1995), 47. ↩
- David R. Loy, Money, Sex, War, Karma: Notes for a Buddhist Revolution (Boston: Wisdom Publications, 2008), 67. ↩
- Un jurista y erudito del árabe, el Imam al-Qurţubī es más conocido por su libro sobre exégesis, al-Jāmi¢ li aĥkām al-Qur’ān también conocido como Tafsīr al-jāmi¢ o Tafsīr al-Qurţubī. Su comentario sigue siendo uno de los más importantes comentarios legales del Corán ↩
- Imam al-Qurţubī, al-Jāmi¢ li aĥkām al-Qur’ān (Beirut: Dār al-Kutub al-¢Ilmiyyah, 1993), 7-8:86. ↩
- Conocido principalmente por sus escritos en exégesis y derecho, Qāđī Abū Bakr b. al-¢Arabī fue un preeminente jurista Mālikī de Andalucía. Fue el último estudiante del Imán Abū Ĥāmid al-Ghazālī. ↩
- Qāđī Abū Bakr b. al-¢Arabī, Aĥkām al-Qur’ān (Beirut: Dār al-Kutub al-¢Arabī, 2000), 3:149. ↩
- Un destacado erudito y jurista del Islam, así como un narrador de hadices, Ibn ¢Abbās fue el hijo del tío del Profeta, ¢Abbās. ↩
- Jurista y juez, Ibn Manżūr es el autor de Lisān al-¢Arab, un diccionario árabe de veinte volúmenes. ↩
- Ibn Manżūr, Lisān al-¢Arab (Beirut: Dār al-Kutub al-¢Ilmiyyah, 1993), 2:215. ↩
- Ibn Manżūr, Lisān al-¢Arab, 2:215-16. ↩
- Ibn Qayyim al-Jawziyyah, Tuĥfat al-walūd bi aĥkām al-walūd (Chipre: Dār al-Bashā’ir al-Islāmiyyah, 1989), 220. ↩
- al-Jawziyyah, Tuĥfat al-walūd bi aĥkām al-walūd, 220. ↩
- En el caso del hadiz, que difiere en las diversas narraciones, la transmisión oral permite la posibilidad real de errores en las palabras o de sustitución de palabras que transmitan un significado similar, especialmente dada la naturaleza completamente novedosa del tema para los oyentes. ↩
- Uno de los primeros y más cercanos compañeros del Profeta ﷺ, Ibn Mas¢ūd fue conocido por su erudición y conocimiento de la sharia. ↩
- Mullah ¢Alī al-Qārī, al-Mubīn al-mu¢īn (Riad: Dār al-¢Āśimah, 2014), 186. ↩
- Mullah ¢Alī al-Qārī fue un jurista de Ĥanafī que escribió muchos libros de jurisprudencia. ↩
- Ver al-Qārī, al-Mubīn al-mu¢īn, 186. ↩
- El imán al-Ţabarī es conocido como el imán de los eruditos de la exégesis, y su exégesis coránica es el comentario más confiable de la tradición islámica. ↩
- Ibn Mandah era un jurista de Ĥanbalī y un conocido maestro del hadiz. ↩
- Un erudito en exégesis, gramática y retórica árabe, al-Zamakhsharī es conocido por su importante obra, al-Kashshāf ¢an ĥaqā’iq al-tanzīl (también conocida como Tafsīr al-Zamakhsharī). ↩
- Ibn Manżūr, Lisān al-¢Arab, 2:556. ↩
- Hans Wehr, Diccionario Árabe-Inglés, ed. J.M. Cowan (Urbana, IL: Servicios de Lenguaje Hablado, 1994), 1067. ↩
- al-Qārī, al-Mubīn al-mu¢īn, 187. ↩
- Wehr, Diccionario Árabe-Inglés, 412-13. ↩
- al-Qārī, al-Mubīn al-mu¢īn, 186. ↩
- Syed Naquib al-Attas, Sobre la justicia y la naturaleza del hombre (Kuala Lumpur: IBFIM, 2015), 33-34. ↩
- Hadith #4 del Imam al-Nawawī‘s Forty Hadith, que se encuentra en al-Fatĥ al-mubīn bi sharĥ al-arba¢īn de Ibn Ĥajar al-Haytamī(Beirut: Dār al-Minhāj, 2008), 197. Considerado el maestro de la escuela de jurisprudencia Shāfi¢ī, el Imam al-Nawawī era un erudito en hadices, lingüista y jurista. ↩
- El Imán Muslim es el autor de Śaĥīĥ Muslim, el segundo libro más importante de hadices y una de las seis obras famosas sobre hadices. ↩
- Un jurista y un erudito en hadices, Abū Dāwūd fue el autor de una de las seis obras canónicas sobre los hadices (Sunan Abī Dāwūd) ↩
- Fundador de la escuela de jurisprudencia Mālikī, Imán Mālik b. Anas es de la segunda generación (tābi¢īn). Un erudito de hadith conocido por su gran trabajo, al-Muwaţţa’. Tras su muerte, sus opiniones jurídicas y sus enseñanzas en materia de jurisprudencia fueron escritas en el libro al-Mudawwanah al-kubrā por uno de sus estudiantes. ↩
- Un jurista y erudito del hadiz, Ibn Mājah fue el autor de una de las seis obras canónicas del hadiz (Sunan Ibn Mājah). ↩
- Qāđī Abū Bakr b. al-¢Arabī, al-Qabas (Beirut: Dār al-Gharb al-Islāmī, 1992), 2:763. El hadiz tiene cierta debilidad en su cadena, pero es citado por los Mālikīs como una de sus pruebas de que el aborto está prohibido desde el principio. ↩
- Un erudito del hadiz, Khaţīb al-Tabrīzī es el autor del libro Mishkāt al-maśābīĥ. ↩
- Ibn al-¢Arabī, al-Qabas, 2:863. ↩
- Muĥammad al-Shawkānī, Nayl al-awţār (Beirut: Dār al-Qalam al-Ţayyib, 2005), 4:603. El hadiz está relacionado por Aĥmad, al-Bukhārī, y Muslim. Autor del conocido Nayl al-awţār, Muĥammad al-Shawkānī fue uno de los principales eruditos del Yemen en los siglos XII y XIII A.H. (siglos XVIII y XIX E.C.). ↩
- Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī es una de las voces más autorizadas de la escuela Mālikī. ↩
- Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, al-Nawādir wa al-ziyādāt (Beirut: Dār al-Gharb al-Islāmī, 1999), 13:464. ↩
- Un jurista y estudioso del hadiz, Abū al-Ĥasan ¢Alī b. Sa¢īd al-Rajrājī escribió un comentario determinante sobre la fuente más importante de la escuela Mālikī de las opiniones de Mālik, al-Mudawwanah. ↩
- Abū al-Ĥasan ¢Alī b. Sa¢īd al-Rajrājī, Manāhij al-taĥśīl fī sharĥ al-Mudawwanah (Beirut: Dār Ibn Ĥazm, 2007), 10:222. ↩
- Un erudito persa con base en Bagdad, Rāghib al-Iśfahānī fue conocido por influir en su contemporáneo más joven, el Imán Abū Ĥāmid al-Ghazālī. Sus obras sobre ética, vocabulario coránico y literatura árabe están ampliamente referenciadas. ↩
- Rāghib al-Iśfahānī, al-Mufradāt fī gharīb al-Qur’ān, 7ª edición. (Beirut: Dār al-Ma¢rifah, 2014), 106. ↩
- El Corán tiene diez variantes de recensiones que contienen diferentes lecturas. Cada una se considera válida y es transmitida por el Profeta ﷺ a sus compañeros. Ofrecen sutiles matices de significado. En este verso, dos lecturas, Nāfi¢ y ¢Āsim, difieren. Una utiliza el masculino yumnā, y la otra utiliza el femenino tumnā. Esto indica que tanto el masculino como el femenino están lanzando sus respectivos nuţfahs, que se mezclarán y se convertirán en el nuţfah amshāj. Esto parece ser un claro milagro del Corán. ↩
- Gazzaniga es un distinguido profesor de psicología en la Universidad de California, Santa Bárbara. ↩
- Michael S. Gazzaniga, El Cerebro Ético: The Science of Our Moral Dilemmas (Nueva York: Harper Perennial, 2005), 4-5. ↩
- Imán Musulmán, Śaĥīĥ Musulmán (Beirut: Dār Ibn Ĥazm, 2010), 1207. ↩
- Ibn al ¢Arabī, al-Qabas, 2:763. ↩
- Un erudito hadiz de Marruecos, Qāđī ¢Iyāđ era un jurista y un juez Mālikī. ↩
- Qāđī ¢Iyāđ, Ikmāl al-mu¢lim bi fawā’id Muslim (Mansoura, Egipto: Dār al-Wafā’, 1998), 8:127. ↩
- Un jurista Mālikī y un erudito Azharī, el imán al-Khirshī fue autor de comentarios sobre la jurisprudencia Mālikī. ↩
- El imán al-Khirshī, Sharĥ Mukhtaśar Khalīl (Beirut: Dār al-Fikr, n.d.), 3:225. ↩
- Ibn Juzayy al-Kalbī fue lingüista, exegeta, jurista Mālikī y formidable erudito de uśūl al-fiqh. ↩
- Ibn Juzayyy al-Kalbī, al-Qawānīn al-fiqhiyyah, 141. ↩
- Aĥmad al-Wansharīsī fue un jurista Mālikī que compiló el trabajo más importante sobre la respuesta legal de la escuela Mālikī. ↩
- Aĥmad al-Wansharīsī, al-Mi¢yār al-mu¢rab (Beirut: Dār al-Gharb al-Islāmī, 1981), 3:370. ↩
- Conocido como «el sultán de los eruditos», ¢Izz b. ¢Abd al-Salām es un destacado erudito de Shāfi¢ī. ↩
- al-Wansharīsī, al-Mi¢yār al-mu¢rab, 3:370. ↩
- Filósofo y médico, Avicena fue conocido como el padre de la medicina en la Edad Media. Su libro de medicina se usó como libro de texto en Europa hasta el siglo XVII. ↩
- Avicena, El Canon de la Medicina (Chicago: Kazi Publications, 2014), 3:1262. ↩
- Avicena, El Canon de la Medicina, 3:1262. ↩
- El Imán al-Lakhmī, un formidable jurista Mālikī, también conocía la literatura del hadiz y el árabe. ↩
- Un fallecido erudito Shāfi¢ī, el Imam al-Ramlī es citado a menudo por permitir el aborto, y junto con Ibn ¢Ābidīn de la escuela Ĥanafī, es la autoridad más citada sobre la permisibilidad del aborto. Sin embargo, una lectura atenta de sus palabras deja más dudas que certezas sobre el asunto. ↩
- Shams al-Dīn Muĥammad b. Abī al-¢Abbās Aĥmad b. Ĥamzah b. Shihāb al-Dīn al-Ramlī, Nihāyat al-muĥtāj ilā sharĥ al-minhāj, 3ª ed. (Beirut: Dār al-Kutub al-¢Ilmiyyah, 2002), 8:442. ↩
- Uno de los eruditos más eruditos del Islam y considerado un renovador de la fe, Abū Ĥāmid al-Ghazālī fue un teólogo, filósofo, místico y jurista Shāfi¢ī. Su trabajo más famoso es Iĥyā’ ¢ulūm al-dīn. ↩
- Imán Abū Ĥāmid al-Ghazālī, Iĥyā’ ¢ulūm al-dīn (Damasco: Dār al-Fayĥā’, 2010), 2:385-86. ↩
- Imán Muslim, Śaĥīĥ Muslim, 1ª ed. (Jeddah: Dār al-Minhāj; Beirut: Dār Ţawq al-Najāh, 2013), 1:161. ↩
- El autor de casi trescientas obras, Ibn Taymiyyah era un teólogo y lógico que también era muy respetado por sus opiniones jurídicas. ↩
- Ibn Taymiyyah, Majmū¢at al-fatāwā (Riad: Awqāf), 24:160. ↩
- Ibn ¢Abd al-Barr es posiblemente el mayor erudito en hadices de Andalucía y un reconocido maestro de la jurisprudencia Mālikī. ↩
- Ibn ¢Abd al-Barr, Ijmā¢āt (Riad: Dār Ţaybah, 1999), 2:1036. ↩
- Abū ¢Īsā Muĥammad b. ¢Īsā b. al-Tirmidhī, Jāmi¢ al-Tirmidhī, ed. Aĥmad Muĥammad Shākir, 2ª ed. (El Cairo: Sharikat Maktabat wa Maţba¢at Muśţafā al-Bābī al-Ĥalabī wa Awlāduh), 315, hadith #1907. ↩