Por Shaykh Abu Aliyyah escrito el 3 de diciembre de 2016
Traducido de https://thehumblei.com/2016/12/03/quranic-meditations-on-justice-equality-feminism/
En este tafakkur o «meditación» sobre el Qur’an, exploramos las enseñanzas islámicas sobre la justicia: lo que significa, su lugar en nuestra religión, cómo impregna toda la shari’ah, y las nefastas consecuencias para las naciones y las sociedades cuando se ignora la justicia o se la arroja al vacío. De hecho, como veremos, el estado actual del mundo musulmán se debe en mucho a la falta de justicia. Pues, en lo que respecta a los asuntos mundanos, la ayuda de Dios está con las sociedades en las que prevalece la justicia, aunque sean no musulmanas, más que con las sociedades en las que la justicia es laxa, aunque sean musulmanas. La reflexión que se hará también contrastará las nociones de justicia con las de igualdad, y tocará el punto de vista del «feminismo islámico«. A continuación, el versículo en torno al cual girarán las meditaciones:
يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا كُونُوا قَوَّامِينَ لِلَّهِ شُهَدَاءَ بِالْقِسْطِ وَلاَ يَجْرِمَنَّكُمْ شَنَآنُ قَوْمٍ عَلَى أَلاَّ تَعْدِلُوا اعْدِلُوا هُوَ أَقْرَبُ لِلتَّقْوَى وَاتَّقُوا اللَّهَ إِنَّ اللَّهَ خَبِيرٌ بِمَا تَعْمَلُونَ
¡Oh, vosotros que creéis! Sed rectos para con Dios, testigos de la equidad. Y que el odio a un pueblo no os haga ser injustos; sed justos, que eso está más cerca de la piedad. Y tened en cuenta a Dios; ciertamente, Dios está al tanto de lo que hacéis.
Corán [5:8]
Las meditaciones sobre el verso anterior acerca de la justicia (‘adl), la imparcialidad (insaf) y la equidad (qist) comprenden:
1 – Este verso viene unos versos después de que Dios ordenara a los musulmanes:
Que el odio hacia un pueblo que os impidió entrar en la Mezquita Sagrada no os haga cometer una agresión.
Corán [5:2]
Aquí, se les dice a los creyentes que se contengan y no tomen represalias, incluso contra aquellos que les han impedido visitar la Ka’bah en La Meca; especialmente durante el año conocido como el Año de al-Hudaybiyyah. Esto, sin duda, es un alto nivel de contención y tolerancia al que la Revelación los elevó. Pero el versículo que estamos meditando exige un nivel aún más alto. Porque el primer versículo [5:2] exigía refrenar los sentimientos de venganza y represalia; el segundo [5:8] exige mantener la justicia hacia todos y cada uno, incluso cuando hay enemistad o animosidad. El primer verso exige una contención pasiva; el segundo, un establecimiento proactivo de la justicia incluso hacia aquellos que son hostiles y beligerantes con los creyentes. Tal es la apuesta del Islam por la justicia.
2 – La insistencia coránica en la justicia se encuentra en muchos versículos, como el siguiente:
Dios te ordena que devuelvas las cosas confiadas a sus legítimos dueños, y si juzgas entre personas, que juzgues con justicia.
Corán [4:58]
En el siguiente versículo se nos advierte de que no nos desviemos de las exigencias de la justicia, ya sea por un beneficio o deseo familiar, económico, social o personal:
¡Oh vosotros que creéis! Sed rectos con la justicia, testigos de Dios, aunque sea contra vosotros mismos, o contra vuestros padres, o contra vuestros parientes; y aunque sea contra los ricos o contra los pobres.
Corán [4:135]
Y:
Luego, si se vuelve, haced la paz entre ellos con equidad y actuad con justicia. Ciertamente, Dios ama a los que actúan con justicia.
Corán [49:9]
Tal es su virtud, que los que defienden la justicia o actúan con justicia son admitidos en al-maqam al-mahbubiyyah – «la Estación de Ser Amado por Dios» y, en el Más Allá, ‘estarán con Dios, sentados en tronos de luz a la derecha del Todomisericordioso’.1
3 – Antes de continuar, detengámonos un minuto para considerar lo que queremos decir con la palabra «justicia». El término árabe para justicia, ‘adl, transmite más o menos el sentido que tiene en español. ‘Adl puede significar: justicia, imparcialidad, rectitud, equivalencia, equidad o equilibrio.2 Otra forma de entender la justicia es contrastarla con su opuesto: la injusticia. Los árabes suelen decir: bi didiha tatabayyan al-ashya’ – ‘Por su opuesto se aclaran mejor las cosas’. La palabra árabe para injusticia es: zulm, que los lexicalistas árabes definen como: wad’ al-shay’ fi ghayri mawdi’ihi – ‘Poner algo en un lugar distinto al que le corresponde‘3. Así, la justicia es poner una cosa en su lugar. Es decir, la justicia es dar a cada cosa lo que le corresponde, en su momento, en su lugar y en su medida. Terminados los preliminares, reflexionemos sobre el versículo con un poco más de detalle.
4 – Dirigiéndose a la gente de fe (iman), el versículo afirma: ¡Oh vosotros que creéis! Sed rectos para Dios, testigos de la equidad. Lo cual es casi idéntico a otro verso: ¡Oh vosotros que creéis! Sed rectos por la justicia, testigos de Dios.[4:135] La única diferencia entre ambos es un ligero cambio en el orden de las palabras. En 4:135, la palabra qist (justicia, equidad) se sitúa hacia el principio del versículo; en 5:8, se sitúa hacia el final. Algunos eruditos explican esta sutil diferencia de la siguiente manera: Hay dos causas por las que alguien se desvía de los dictados de la justicia y la equidad y cae en la injusticia y la opresión. La primera es la predisposición hacia uno mismo, su familia o sus amigos. La otra es la enemistad hacia alguien. El versículo 4:135 aborda la primera; el 5:8, la segunda. Así, tras la orden de ser justos, 4:135 especifica: aunque sea contra vosotros mismos, o contra los padres, o contra los parientes; y aunque sea contra los ricos o contra los pobres. Mientras que en 5:8 se insiste: Y que el odio a un pueblo no os haga ser injustos; sed justos. La esencia de 4:135 es que uno nunca se pone del lado de uno mismo, de la familia, de los parientes o de los amigos si eso significa ser injusto. En otras palabras, si se oponen a la justicia, ponte del lado de la justicia y oponte a ellos. La esencia de 5:8 es que uno nunca debe permitir que la animosidad o la mala voluntad contra las personas sea una causa para comportarse injustamente o violar sus derechos. En 4:135, Sé recto para la justicia, porque es lo primero, para que nadie piense que al ponerse del lado de los intereses propios, de la familia o de los parientes, por encima de la justicia, se están manteniendo los lazos familiares y, por tanto, se está siendo obediente a Dios: ¡ciertamente no es así! Por el contrario, 5:8 comienza con Sé recto por Dios para que los sentimientos de venganza y represalia sean guiados y regulados por el mandato de Dios, para que no se cometa ninguna injusticia; ni siquiera contra un enemigo.4
5 – Algunas de las ramificaciones del anterior llamamiento del Corán a la justicia pueden verse en los siguientes hadices:
Al-Numan b. Bashir relató cómo una vez dio un regalo a sólo uno de sus hijos, pero la esposa dijo que no lo aceptaría a menos que el Profeta ﷺ fuera testigo de ello. Así que fue a ver al Profeta ﷺ para pedirle que lo presenciara. El Profeta ﷺ le preguntó: ‘¿Has dado regalos a todos tus hijos?’ Él respondió que no lo había hecho. Entonces el Profeta ﷺ le dijo: ‘Teme a Dios, y sé justo entre tus hijos.’ Él ﷺ dijo entonces: ‘No soy testigo de la injusticia.’5
Así que los padres que muestran un favoritismo externo hacia un hijo en detrimento de otro se considera una injusticia (zulm) y, por lo tanto, se detesta en el Islam, debido a los daños psicológicos, el resentimiento o los malos sentimientos que suele generar. El Profeta ﷺ dijo que Dios ﷻ dijo:
‘Oh, siervos míos, he prohibido la injusticia por Mí mismo y he hecho que esté prohibida entre vosotros, así que no seáis injustos unos con otros’.6
También el hadiz:
‘Tened cuidado con la súplica del oprimido, aunque sea un no creyente, pues no hay velo entre él y Dios’7.
6 – La justicia, como dice el refrán, debe ser ciega. No puede haber favoritismo, tribalismo o partidismo, salvo con la verdad. La justicia, como hemos visto, no debe ser partidista; ya sea con el amigo o con el enemigo. Y al igual que el Corán prohíbe la injusticia hacia los no musulmanes hostiles, con mayor razón lo hace con los hermanos musulmanes que pueden ser abiertamente pecadores o innovadores. Ibn Taymiyyah ha escrito
‘Los principales eruditos de [ahl] al-sunnah wa’l-jama’ah, y la gente de conocimiento y fe, tienen en ellos conocimiento, justicia y compasión. Conocen la verdad que concuerda con la guía profética y que está libre de toda innovación. Actúan con justicia hacia quienes se apartan de ella [la ortodoxia], aunque hayan sido agraviados; tal como dice Dios, exaltado sea:¡Oh vosotros que creéis! Sed rectos para Dios, testigos de la equidad. Y que el odio a un pueblo no os haga ser injustos; sed justos, eso está más cerca de la piedad. Y tened en cuenta a Dios; ciertamente, Dios está al tanto de lo que hacéis. Muestran misericordia hacia los demás, deseando para ellos el bien, la guía y el conocimiento. No tienen la intención de perjudicarlos desde el principio. Pero si tienen que llevarlos a juicio, es sólo para aclarar su error, ignorancia o mala acción. Su intención es aclarar la verdad, mostrar misericordia a los demás, ordenar el bien y prohibir el mal, para que la religión sea puramente para Dios y la Palabra Divina sea suprema».8
Así pues, nuestra da’wah debe ser correctiva, es decir, nuestra enseñanza y divulgación debe implicar la aclaración y defensa de las verdades reveladas frente a las dudas, distorsiones, invenciones e interpretaciones sin fundamento. Esto sólo debe llevarse a cabo con intenciones rectas; conocimiento experimentado; justicia, equilibrio y proporcionalidad; valor, compasión y misericordia; y buscando el bien de la gente. Todo lo demás supondrá ignorancia, injusticia y seguimiento de falsos deseos.
7 – Al exponer la esencia y la naturaleza inherente de la ley sagrada del Islam o shari’ah al-islamiyya, el Imam Ibn al-Qayyim revela que la justicia es su característica esencial. Explica:
«Ciertamente, [Dios] trascendente es Él, ha aclarado en los caminos que ha legislado que su propósito es: establecer la justicia entre Sus siervos y la equidad entre las personas. Por tanto, cualquier camino por el que se establezcan la justicia y la equidad forma parte de la religión y nunca puede oponerse a ella«.9
En otro lugar escribe:
«La shari’ah se basa y se construye sobre la sabiduría y [el logro del] bienestar público, tanto en esta vida como en la otra. Es justicia en su totalidad, misericordia en su totalidad, bienestar en su totalidad y sabiduría en su totalidad. Cualquier asunto que se aleje de la justicia hacia la injusticia, de la misericordia hacia su opuesto, del bienestar público hacia la corrupción, o de la sabiduría hacia la insensatez, no puede formar parte de la shari’ah, aunque se pretenda que así sea debido a alguna interpretación».10
8 – Al hablar de justicia, muchos musulmanes bien intencionados se secularizan inconscientemente. Su discurso está a menudo marcado por no haber captado su esencia coránica: poner una cosa en el lugar que le corresponde; dar a las cosas lo que les corresponde. Para ello es necesario conocer el valor y la medida de las cosas, tal y como las asigna el Islam, para darles su merecido. Por eso, dice Ibn al-Qayyim,
«el conocimiento y la justicia son la raíz de todo bien, mientras que la injusticia y la ignorancia son la raíz de todo mal«.11
Pero, al hablar más de una visión comercial del Islam que de una visión textual o bien estudiada, equiparan erróneamente la justicia (‘adl) con la igualdad (musawa). Sin embargo, esto no es del todo la realidad del Islam. Sin duda, hay áreas de coincidencia entre ambas. Pero el Corán está redactado en el lenguaje de la justicia, no de la igualdad. Describir el Islam como «igualitario» o afirmar que defiende la «igualdad» no sólo es muy reduccionista, sino que los conceptos no tienen mucho sentido. Porque aunque algunos versos del Corán tienen un carácter igualitario,12 otros versos insisten en la diferencia, la distinción y la disparidad divina.
Al hablar de los incrédulos que han transgredido su propia alma debido a su incredulidad, el Corán formula esta pregunta retórica
¿Es el que es creyente como el que transgrede? No son iguales.
Corán [32:18]
Y:
No son iguales la gente del Fuego y la gente del Jardín. La gente del Jardín es la que tiene el triunfo.
Corán [59:20]
Haciendo hincapié en la calidad más que en la cantidad y en que el exceso no equivale al valor, el Corán afirma
Di: ‘Las cosas malas y las buenas no son iguales, aunque la abundancia de las malas os agrade’.
Corán [5:100]
Y:
Di: ‘¿Son iguales los que saben y los que no saben?’
Corán [39:9]
Luego hay versos que tienen que ver con los roles, las funciones y las naturalezas de los sexos:
El hombre no es como la mujer,
es lo que dice el Corán [3:36]
Y:
Los hombres son protectores de las mujeres por lo que Dios ha dado a los unos más que a las otras, y por lo que gastan de su riqueza. Así que las mujeres virtuosas son devotamente obedientes, guardando en ausencia [de su marido] lo que Dios ha guardado.
Corán [4:34]
Y por último, dado que los hombres están obligados legalmente en el Islam a gastar de su riqueza para mantener la familia y el hogar, mientras que las mujeres no tienen esa carga financiera, está este verso:
Dios os ordena así sobre [la división de la herencia para] vuestros hijos: al varón, una porción igual a la de dos mujeres.
Corán [4:11]
Todo esto es para decir que el Corán habla de justicia y equidad, no de la nebulosa construcción social de la igualdad.
9 – De todas las voces modernas que reclaman la igualdad, pocas son tan fuertes o más estridentes que el feminismo. A pesar de la diversidad de opiniones y enfoques del movimiento feminista actual, éste se reúne en torno a ciertos principios y premisas fundamentales. Todas las formas de feminismo están de acuerdo en que hay que liberar a las mujeres de la tiranía del patriarcado organizado, que sigue configurando el mundo actual y que hace que hombres y mujeres vivan a menudo realidades muy diferentes. Consideran que el patriarcado es totalmente injusto e indefendible, que no es más que una construcción social y no un hecho ineludible de la naturaleza. Por ello, las feministas de todas las tendencias se comprometen a desmantelar el patriarcado para construir una sociedad igualitaria entre los sexos. Más allá de estas creencias compartidas, hay voces feministas dispares sobre cómo ha surgido el patriarcado y cómo debe ser abordado y derribado. Las feministas laicas rechazan a Dios, la Revelación y la Religión en la narrativa del feminismo. Consideran que la religión y las escrituras religiosas son fuentes de ideas machistas; reliquias nefastas de un pasado opresivo que no tienen relevancia para el debate sobre la igualdad de género en la sociedad moderna.
Los que, en tiempos más recientes, se agrupan bajo la etiqueta de feministas islámicas son personas que creen en las afirmaciones de la verdad del Islam; creen que el Corán, cuando se entiende correctamente, apoya las reivindicaciones feministas sobre la igualdad de género y la abolición del patriarcado. Están convencidos de que los ulemas, desde la época de los compañeros del Profeta (sahabah), y a lo largo de todas las épocas del Islam, se han desviado de una comprensión correcta de la voluntad de Dios para las mujeres, tal y como se recoge en el Corán. La estrategia que emplean estas feministas para respaldar sus reivindicaciones es la reinterpretación del Corán, con el fin de alinearlo con sus ideas privilegiadas, y posiblemente arrogantes, sobre las funciones y la igualdad de sexos.
10 – El hecho de que la violencia, los abusos y la intolerancia contra las mujeres se den en todas las sociedades del mundo, incluidas las musulmanas, es tan trágico como vergonzoso y abismal. Las feministas de todas las tendencias han sido las encargadas de sacar a la luz las desigualdades de género (tanto reales como percibidas), y también han sido clave para engrasar las ruedas del cambio social. Las feministas islámicas, por su parte, se han propuesto recuperar lo que consideran que es el mensaje igualitario original del Islam, un mensaje libre de patriarcado y jerarquía. Sin duda hay que agradecer sus valientes esfuerzos cuando centran sus energías en hacer valer los derechos indiscutibles que se conceden a las mujeres en las normas establecidas del Islam, pero que pueden haber quedado oscurecidos por la ignorancia de la gente, el ego de los hombres o las normas culturales. Una vez más, hay que agradecerles que destaquen que el matrimonio (nikah) en el Islam es un contrato entre dos partes que dan su consentimiento, ninguna de las cuales puede ser forzada, y ambas partes tienen derecho a estipular ciertas condiciones (ya sea sobre la poligamia; la custodia de los hijos en caso de divorcio; el traslado fuera de la ciudad o el país de los padres; o cualquier otra condición lícita que pueda asegurar su bienestar) que, tras el acuerdo mutuo, pasan a ser vinculantes para las dos partes.13
El Profeta ﷺ dijo:
Las condiciones que más merecen ser cumplidas son aquellas por las que las partes privadas se convierten en lícitas para vosotros‘ (refiriéndose al matrimonio)14.
De hecho, sólo los débiles o los miserables dejarán de apreciar los recordatorios respetuosos acerca de que los hombres tienen el compromiso coránico de tratar a sus esposas con calidez y amabilidad:
Dad a las mujeres su dote con gracia
Corán [4:4]
Y vivid con ellas con amabilidad
Corán [4:19]
Acogedlas en vuestras casas, según vuestras capacidades. No las molestéis haciendo la vida intolerable para ellas
Corán [65:6]
y también:
Mantenedlas en la bondad o soltadlas en la bondad
Corán [2:231]
De hecho, tras su respuesta a Dios y a Su Profeta ﷺ, nuestro Profeta hizo que la forma en que los hombres tratan a sus esposas fuera la verdadera medida de la hombría, el estatus y la excelencia. Él ﷺ dijo:
khayrukum khayrukum li ahlihi – ‘Los mejores de vosotros son los que tratan mejor a sus esposas‘.15
Y, por supuesto, debemos aceptar la realidad de la shari’ah, ya sea señalada por las feministas islámicas o por otras, de que una mujer no está obligada en absoluto a permanecer en un matrimonio violento o abusivo – a pesar de las arraigadas presiones culturales que puedan insistir en lo contrario. Si sus motivos son realmente la búsqueda de la complacencia y la aceptación de Dios, el trabajo de las feministas islámicas para ayudar a las mujeres a adquirir los derechos que les corresponden en el Islam debe considerarse nada menos que un acto de valor, servicio y yihad en el camino de Dios.
11 – Dando un fuerte espaldarazo a lo anterior, todavía hay que hacer algunas preguntas. Por ejemplo,
- ¿hasta qué punto es islámico el feminismo islámico?
- ¿Y qué validez tienen las reinterpretaciones feministas del Corán?
- ¿Y realmente respalda el Corán la doble creencia central del feminismo: acabar con el patriarcado y destronar la jerarquía para crear un orden social igualitario, de modo que las mujeres puedan estar en condiciones de igualdad con los hombres, social, política y económicamente?
Aquí sólo quiero llamar la atención sobre algunas incongruencias entre la fidelidad a los principios feministas y ciertos pasajes del sagrado Corán.16
Por ejemplo, ¿cómo se puede afirmar que toda forma de «patriarcado» es errónea, dado que el Corán es bastante específico cuando dice en el contexto del matrimonio y la vida familiar que: Los hombres son protectores de las mujeres [4:34] y que: Los hombres tienen un grado sobre ellas [2:228]?
Por supuesto, esos versículos no están diciendo que todo hombre sea intelectual, moral y espiritualmente superior a toda mujer. Pero están consagrando el «patriarcado», al menos en el contexto matrimonial y familiar.
Nuestro Profeta ﷺ dijo:
«Ciertamente, cada uno de vosotros es un pastor, y cada uno es responsable de su rebaño. El gobernante es un pastor sobre el pueblo, y es responsable de sus súbditos. El hombre es pastor de su familia y es responsable de ella. La mujer es pastora de la casa del marido y de sus hijos, y es responsable de ellos.»17.
Sin duda este hadiz no se refiere sólo al patriarcado, sino también al sentido de la jerarquía. La jerarquía hace algo más que una aparición invitada en el mandato del Corán:
¡Oh, vosotros que creéis! Obedeced a Dios y al Enviado, y a los que tienen autoridad entre vosotros.
Corán [4:59]
Volvemos a ver la jerarquía en la aleya que nos indica quién tiene derecho a hablar sobre asuntos de bienestar público más amplios y quién no:
Si les llega algún asunto relacionado con la seguridad o el miedo, lo difunden. Pero si sólo lo hubieran remitido al Mensajero o a los encargados de la autoridad, aquellos de entre ellos que son capaces de investigar y razonar el asunto sabrían entonces [qué hacer con él].
Corán [4:83]
En algún momento -ya sea la jerarquía presente en la autoridad de un jefe de Estado sobre los súbditos o ciudadanos; o en la obediencia de una esposa a su marido y su entrega a cierto nivel de patriarcado; o el derecho no igualitario y desigual de los padres a recibir un trato amable y obediente de sus hijos- las feministas se encontrarán con un callejón sin salida epistémico.
¿Hacen honor a los claros mandatos del Corán o se aferran a los principios feministas clave y dicen «no» al texto sagrado? ¿Consienten cierto grado de patriarcado y jerarquía coránicos, o anteponen la búsqueda feminista de la abolición de estos dos «males» a la Revelación?
El profesor Jonathan A.C. Brown señala hábilmente:
El paso de asumir que la Escritura contiene la verdad, pero que sólo hay que entenderla correctamente, a decir ‘no’ a la Escritura porque dice algo inaceptable o imposible, es un golpe que destroza el recipiente de la reverencia escritural. Significa que se ha reconocido abiertamente que alguna fuente de verdad extraescritural es más poderosa y convincente que las palabras de Dios en las Escrituras.18
Entonces, ¿hasta qué punto es «islámico» el feminismo islámico? Cualquier credo, filosofía, ideología, sistema de valores o ismo -incluido el feminismo islámico– al que se le otorgue la autoridad final para decidir lo que es o no es bueno o malo, relegando la Revelación del Islam a un lugar secundario, pierde toda pretensión de ser considerado «islámico». Porque la lealtad a las doctrinas centrales del feminismo y la lealtad a las verdades reveladas del Islam están en desacuerdo. La lealtad a una de ellas requiere innegablemente la deslealtad y la incredulidad en la otra. Esto está claro.
12 – «Ciertamente, la tradición bíblica sigue siendo útil incluso para aquellos que han pasado a creer que la verdad proviene de fuentes seculares. Se puede recurrir a ella y citarla para conmover al público o reforzar ideas arraigadas en otros lugares. Pero tarde o temprano, chocará con las verdades seculares y se convertirá en una carga. En tales casos, la tradición bíblica puede releerse y escogerse de forma selectiva para reconciliarla con las fuentes de verdad reconocidas. Pero debe reconfigurarse sustancialmente, como ha hecho el movimiento Coranista (Qu’ran Only) con las escrituras del islam, o bien en algún momento hay que decir «no» al texto.19
El feminismo islámico (y ahora debemos utilizar el adjetivo «islámico» con gran reserva), al igual que otras variantes del feminismo, está más teñido de filosofías seculares y más inundado de epistemologías modernas que de la Revelación del Islam. La idea de que se puede simplemente releer el Corán, retorciendo los textos para ajustarlos con ciertos dogmas seculares de nuestra época, está más cerca de la afirmación nietzscheana de que no hay verdades [hechos]; sólo interpretaciones, que del punto de partida coránico:
Es Él quien os ha enviado el Corán. Algunos de sus versos son claros; son la Madre del Libro; mientras que otros están abiertos a la interpretación.
Corán [3:7]
Una vez más, el discurso feminista sobre las dinámicas de dominación relacionadas con el sexo está más en consonancia con la noción de Foucault de un nexo de poder que construye y sostiene el control social sobre los cuerpos y las mentes de las mujeres, que con la visión coránica que espera que ambos sexos se eleven por encima de sus mezquinos egos; que se sometan a las exigencias divinas con sinceridad y de todo corazón; que honren y celebren las virtudes, los derechos, los méritos relativos y las inclinaciones intrínsecas de cada uno.
Una vez explicadas las afirmaciones y los argumentos pro-feministas, Scruton concluye su entrada sobre el «feminismo» con esta nota:
«Los argumentos antifeministas suelen basarse en la idea de que no es casualidad que las relaciones entre hombres y mujeres sean como son, y que existe un orden «natural» en el que ambos sexos se realizan mediante la dependencia mutua. Pueden añadir que la apariencia de la dominación masculina es sólo una apariencia, y tal vez forme parte de la naturaleza burguesa del feminismo confundir tan fácilmente la apariencia con la esencia «20.
¡Esta sí que es una blasfemia secular sobre la que vale la pena reflexionar!
13 – El Corán dice:
Así que pon tu rostro en la religión recta, la naturaleza primordial que Dios ha inculcado en el hombre.
Corán [30:30]
La insistencia del Islam en la fitrah; esta naturaleza innata y primordial que define y esculpe nuestra auténtica pertenencia al orden natural, se encuentra en la raíz de gran parte de la ética de género del Islam. Hablar de igualdad de sexos es una visión demasiado simplista de las cosas. El lenguaje del Islam no habla de igualdad, sino de complementariedad. Los hombres y las mujeres no son iguales ni desiguales, sino que se complementan.
Así que, por un lado, tenemos el Corán celebrando las diferencias de género:
Y el varón no es como la mujer
Corán [3:36]
, mientras que por otro, el Profeta ﷺ habló de las similitudes éticas:
Ciertamente, las mujeres son las mitades gemelas de los hombres’.21
Por tanto, los llamamientos externos a la igualdad son menos útiles que los llamamientos autóctonos a la justicia, el respeto y las oportunidades. La igualdad, cuando realmente cuenta en términos de justicia, es la igualdad para convertirse en receptores de la salvación, el perdón, la misericordia y la gracia de Dios.
Esto, por encima de todo, es lo que cuenta en última instancia y lo que el Islam ofrece en última instancia tanto a los hombres como a las mujeres: la igualdad de oportunidades y albedrio en términos de salvación:
Y su Señor respondió [a sus oraciones, diciendo que]: Nunca dejaré que se pierda la obra de ninguno de vosotros, sea hombre o mujer, el uno es como el otro’.
Corán [3:195]
14 – El trato cruel e injusto a las mujeres sigue siendo un problema en todo el mundo, incluidas las sociedades y comunidades musulmanas. A pesar de que el Corán insiste en lo contrario, el ego de los hombres puede hacer oídos sordos a los mandatos divinos en este sentido.
Si los hombres musulmanes queremos que nos vaya bien en la Corte Divina, haríamos bien en purificarnos del hedor del machismo y aprender la virtud de la caballerosidad (futuwwah). Si los musulmanes queremos atraer los favores de Dios sobre nuestras sociedades o estados y salir de este estado lamentable que es actualmente «el mundo musulmán», debemos poner el trabajo por la justicia social en el centro de nuestras preocupaciones: Sed justos, eso está más cerca de la piedad. Y tened en cuenta a Dios; Ciertamente Dios está al tanto de lo que hacéis.
Pero no se trata sólo de un trato más justo para las mujeres. También se trata de la justicia y la equidad para los demás miembros vulnerables y sin voz de la sociedad.
De hecho, eruditos como el Imam Ibn Taymiyyah sostienen que la ausencia de justicia es la principal razón por la que se retira la ayuda y el apoyo de Dios a cualquier sistema político musulmán, lo que hace que descienda a la tiranía, la debilidad o la ruina. Ibn Taymiyyah lo expresa así:
Los asuntos de la gente en este mundo se mantienen en orden con la justicia y una cierta medida de pecado, más que con la violación de los derechos de la gente, incluso cuando no hay ningún otro pecado involucrado. Por eso se ha dicho que Dios mantiene el estado justo aunque sea incrédulo, pero no mantiene el injusto aunque sea musulmán. También se dice que el mundo puede soportar la justicia y la incredulidad, pero no puede soportar la injusticia y el Islam.22
15 – Nuestra última meditación se deriva de lo anterior. Ibn Taymiyyah continúa con el tema de la justicia y la estabilidad social cuando escribe:
La razón de todo esto es que la justicia es el orden universal de las cosas. Así que cuando la administración mundana se establece sobre la base de la justicia, funciona; incluso si la persona a cargo no tiene parte en el Más Allá. Pero si no se basa en la justicia, no funciona; incluso si el que está al mando es un creyente que será recompensado en el Más Allá».23
Por supuesto, la corrupción y las injusticias perpetradas por un gobierno o una élite dirigente tendrán ciertamente su impacto negativo en el orden social. Pero es cuando la injusticia se vuelve endémica; cuando no sólo el régimen, sino los funcionarios públicos o el público en general juegan a «las mil maravillas» con la shari’ah y con los asuntos de justicia, es cuando las cosas se desmoronan de verdad. Cuando la corrupción se normaliza en la sociedad; cuando el soborno está firmemente arraigado entre los funcionarios públicos; cuando los padres interiorizan mecanismos de control opresivos en la forma de educar a sus hijos; cuando el patriarcado de los maridos cruza la línea de lo benigno y compasivo a lo injusto y tiránico; y cuando se enseña a los niños a cosificar a las mujeres o a ser machistas en lugar de respetarlas y aprender a ser el caballero que exige la Sunnah, entonces poco importa lo corrupto o no que sea el gobierno actual. Porque para entonces, las víctimas de la corrupción aprenden a vivir con ella, los perpetradores continúan por costumbre o porque pueden, y todos racionalizan su culpa culpando al sistema, diciendo: «¡Pues todo el mundo lo hace!»
Si a esta lista de injusticias se añaden las transgresiones de descuidar el salat o el zakat; la mentira, el engaño y la calumnia; y la conducta sexual y el comportamiento inmoral, entonces culpar sólo al régimen de los fallos y las miserias del país no es más que un delirio y una gran mentira. Considera con sabiduría y desapasionamiento las siguientes palabras de Ibn Abi’l-‘Izz al hablar de los gobernantes tiranos que son musulmanes:
En cuanto a mantener la obediencia a ellos [los que tienen autoridad], aunque sean tiranos, es porque los daños que resultarían de rebelarse contra ellos serían muchas veces peores que los que resultan de su tiranía. En cambio, soportar pacientemente sus injusticias supone una expiación de nuestros pecados y un aumento de la recompensa [de Dios]. Pues Dios sólo nos las infligió a causa de nuestras acciones corruptas, y las recompensas son proporcionales a sus actos. Por lo tanto, nos corresponde esforzarnos diligentemente en buscar el perdón, arrepentirnos y rectificar nuestras acciones. Dios, exaltado sea, dijo: Cualquier calamidad que os ocurra, es por lo que vuestras propias manos han ganado, y Él perdona mucho. [42:30] Y dijo el Exaltado: Cuando os sobreviene un desastre después de que vosotros mismos os habéis infligido [pérdidas] dos veces mayores, exclamáis: ‘¿Cómo ha sucedido esto? Di: ‘Es de vosotros mismos’. [3:165] Y el Exaltado dijo: Todo lo bueno que os ocurra viene de Dios, y toda la calamidad que os ocurra viene de vosotros mismos. [4:79] También: Así dejamos que algunos de los injustos tengan poder sobre otros a causa de sus fechorías. [6:129] Así pues, si los gobernados desean librarse de las injusticias de un gobernante injusto, también deben abstenerse de la injusticia y de hacer el mal.’24
- Muslim, no.4493. ↩
- Cf. Lane, Arabic-English Lexicon (Cambridge: Islamic Texts Society, 2003), 2:1972-75. ↩
- Al-Raghib al-Asbahani, Mufradat Alfaz al-Qur’an (Beirut: Dar al-Qalam, 2002), 537; under the entry, z-l-m. ↩
- See: Mufti Muhammad Shafi‘, Ma‘arif al-Qur’an (Karachi: Idarat al-Ma‘arif, 2008), 3:68-9, including as part of his commentary the treatment of Abu Hayyan al-Andalusi, Tafsir al-Bahr al-Muhit (Beirut: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 1993), 3:454-55. ↩
- Al-Bukhari, no.2587; Muslim, no.1623. ↩
- Muslim, no.2577. ↩
- Ahmad, Musnad, no.12510. It was judged to be hasan by al-Albani, Silsilat al-Ahadith al-Sahihah (Beirut: al-Maktab al-Islami, 1985), no.767. ↩
- Al-Istighathah fi’l-Radd ‘ala’l-Bakri (Riyadh: Maktabah Dar al-Minhaj, 2005), 251. ↩
- Al-Turuq al-Hukmiyyah (Makkah: Dar ‘Alam al-Fawa’id, 2007), 31 ↩
- I‘lam al-Muwaqqi‘in (Riyadh: Dar Ibn al-Jawzi, 2002), 4:337. ↩
- Madarij al-Salikin (Riyadh: Dar Taybah, 2008), 4:556. ↩
- Corán 4: 1 sobre el origen de la humanidad a partir de una sola alma; 3: 195, 16:97, 33:35 sobre la igualdad espiritual y moral de ambos sexos; 4:32 sobre los hombres que no tienen derecho a tomar el dinero que ganan las mujeres; y 17:70 sobre la dignidad intrínseca de cada ser humano, independientemente de su credo o color. ↩
- Cf. Ibn Qudamah, al-Mughni (Saudi Arabia: Dar ‘Alam al-Kutub, 1997), 9:483-89. ↩
- Al-Bukhari, no.2721; Muslim, no.1418. ↩
- At-Tirmidhi, n. ° 3895, donde declaró: «Este hadiz es hasan. ↩
- El Shaykh Abdullah bin Hamid Ali ha recorrido brevemente los métodos de reinterpretación del feminismo islámico en su artículo: Feminism & Recalibrating Faith According to an Islamic Epistemic. He extraído algunos puntos de su artículo en la discusión que sigue. Una exploración más locuaz y metafísica del tema se ofrece en Abdal Hakim Murad, Islam, Irigaray, and the Retrieval of Gender. ↩
- At-Tirmidhi, no.3895, where he stated: ‘This hadith is hasan. ↩
- Brown, Misquoting Muhammad (London: Oneworld Publications, 2014), 288. ↩
- ibid., 289. ↩
- R. Scruton, Dictionary of Political Thought (Hampshire: Palgrave Macmillan, 2007), 248. ↩
- Al-Tirmidhi, no.113. Al-Albani califica como sahih en Sahih al-Jami‘ al-Saghir (Beirut: al-Maktab al-Islami, 1986), no.1983. ↩
- Majmu‘ Fatawa (Riyadh: Dar ‘Alam al-Kutub, 1991), 28:146. ↩
- ibid., 28:146 ↩
- Sharh al-‘Aqidah al-Tahawiyyah (Beirut: al-Maktab al-Islami, 1984), 381. ↩